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Tapas entre la Catedral y el Arenal

El Pimentón (El Arenal) Un italiano que se afincó en Sevilla y ha entendido perfectamente nuestro concepto de bar de tapas.

el 30 nov 2013 / 09:00 h.

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pimenton-01Conocí a Rossano Merlini hace unos cuantos de años, con un grupo de chicos jóvenes italianos, todos llenos de ganas de triunfar en Sevilla, pasaron por mi escuela de cata de vinos para entender y apreciar mejor los vinos españoles, entonces todos partieron de aquel proyecto que triunfó en la calle Harinas, Maccheroni, de donde varios han salido montando negocios propios y otros siguen, con más de un local de éxito, en la idea original. Pero Rossano se ha atrevido a alejarse del típico restaurante italiano tal como lo conocemos aquí y abrió, ahora hace un año un bar de tapas donde, aún con ecos de la cocina de su país, nos encontramos más en un concepto de tapas españolas, no hay más que abrir su carta para apreciarlo: jamón ibérico de bellota, caña de lomo, salchichón y chorizo ibérico, anchoas del Cantábrico el típico surtido de chacinas. En cuanto a la cocina, se elaboran tapas y platos donde, si bien hay guiños a la cocina italiana, fundamentalmente nos encontramos con una cocina de raíz española con algunas concesiones a cierta creatividad que se traduce principalmente en las presentaciones, ya que fundamentalmente se trata de recetas tradicionales donde se reconoce plenamente el producto. Por lo que concierne al local, hemos apuntado su entorno acogedor, a pesar de ser un bar muy a la vista de la calle, tiene mesas en el porche, separado del salón principal por una pared transparente, con cómodas mesas de madera y pie de fundición y unas simpáticas butacas de rejilla que entonan muy bien con el aire un tanto rústico del local, paredes de ladrillo visto, vigas de hierro y un público muy educado, donde realmente no se escuchan grandes voces, tan fea costumbre local, aunque se mezclan extranjeros de paso por la zona con gentes del barrio. No pudimos empezar mejor que con unos Rollitos de calabacines con langostinos (3,80/9,00 euros), cuatro pinchitos muy sabrosos, una fina lámina de calabacín envolviendo el marisco y una suave salsa de queso, un conseguido bocado. Fuera de carta suelen tener alguna tapa del día, además de una pizarra donde se muestran varias tapas con las que se puede jugar para elegir un menú de tres tapas que, junto con el pan, la bebida y el café, componen un ajustado menú por 8,95 euros. Entre las tapas propuestas, cosas tan tradicionales como el menudo, la ensaladilla de gambas, las tortillitas de camarones o las croquetas de la casa. Probamos la tapa del día, una pechuga de pollo con patatas y varias salsas, correcta sin mayor trascendencia. Otro nivel es el Bacalao al Idiazábal con salteado de setas (4,95 euros), un buen lomo de bacalao sobre una salsa del famoso queso vasco con setas, sabor potente, saladito, aunque el conjunto funciona muy bien en la boca. Nos recomienda Rossano el Pisto a la italiana con mozarela al horno (2,70 euros), que, con el queso gratinado y el orégano, nos traía recuerdos de pizza. Las opciones de vinos por copas son variadas y de calidad, aunque echamos de menos una carta o, al menos, una pizarra informativa. Probamos un correcto Villa Narcisa de Javier Sanz, frutal verdejo de Rueda. Frutas rojas y juventud es lo que nos transmitió un Ansuero de Ribera de Duero, demasiado endeble para los vinos de su zona. Elegante y con más empaque el LVM de Rioja. Hay que reseñar la variedad y calidad de desayunos y, muy destacable, italiano es el dueño, la calidad del café.

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