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Tasaciones para aplazar deudas o para divorcios sin sobresaltos

La crisis cambia el perfil de solicitantesde los bancosaempresas y particulares. Las hipotecas ceden terreno a las operaciones de venta, herencias eimpuestos

el 02 jun 2013 / 23:00 h.

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La crisis, que todo lo revoluciona, ha obligado a reinventarse a aquellas actividades que se han visto más afectadas por el pinchazo inmobilario, perfil en el que encajan de plano las sociedades de tasación. A estas empresas, cuyo negocio copaban en un 90 o 95% las entidades financieras en la época de mayor auge del ladrillo y vinculado fundamentalmente a la concesión de préstamos hipotecarios, no les ha quedado otra que buscar alternativas a un mercado en claro declive y que aún sigue sin tocar fondo. Pero la situación económica, además de cerrar esa puerta –que se tradujo en un descenso del 50% de las operaciones que realizaba el sector–, ha abierto otras, descubriendo nuevos nichos de mercado diferentes al hipotecario. Así lo explica Francisco Javier Anaya, delegado en la comunidad andaluza de Tinsa, sociedad de tasación que cuenta con una cuota de mercado de en torno al 30%. Entre los cambios de tendencia, el perfil de cliente, pues el sector financiero ha cedido protagonismo en favor del segmento de empresas y particulares. En concreto, las solicitudes de valoración realizadas por estos últimos superaron las 1.400 operaciones sobre todo tipo de inmuebles en el primer cuatrimestre del año en Andalucía, lo que representa un incremento del 10%, aumento que se ha notado más en las provincias de Sevilla, Almería y Córdoba, si bien no hay datos desglosados. De esa cifra, además, es reseñable que casi el 40% de las tasaciones correspondieron a valoraciones que no tenían un fin hipotecario. No obstante, y pese a este avance, el negocio que moviliza el sector financiero sigue siendo mayoritario al representar el 75%, mientras que las peticiones directas de ciudadanos y empresas absorbe el 25%, señala Anaya. Por una parte, las empresas cuando sufren problemas económicos o de financiación demandan la tasación como garantía para aplazar una deuda con las administraciones públicas y también, si están inmersas en concursos de acreedores, para valorar sus activos, requisito imprescindible para el informe de los administradores concursales. “En el concurso de acreedores del Betis, por ejemplo, colaboramos para analizar la viabilidad económica del proyecto valorando, entre otras cosas, la imagen de marca”, precisa Anaya. Y es que, entre las nuevas posibilidades que da la crisis, las empresas han empezado a moverse en un terreno que antes no exploraban para calcular el valor de activos intangibles como son la propia marca o el fondo de comercio y el valor contable del inmovilizado actualizado con las pérdidas por deterioro de activos, por ejemplo. Pero también con esto de la crisis se revisa hasta el más mínimo detalle por si se puede conseguir una rebaja fiscal y cosechar un ahorro extra. De esta manera, señala el delegado territorial de Tinsa que ha aumentado la petición de auditorías catastrales. “Muchas de ellas se realizaron en 2006 y 2007, durante el ciclo alcista, lo que supone que ahora pagas más impuestos por un bien” que cuenta con otro valor. O también para corregir un error catastral que reconozca, por ejemplo, en una fábrica más superficie construida de la real. “Se trata de ser capaz de dar respuesta a las necesidades que el mercado y los clientes tienen”, abunda Francisco Javier Anaya. También se nota que se ha extendido lo que podría denominarse como cultura de la valoración para el cliente particular, que no duda en utilizarla en supuestos como la compraventa de una vivienda –para confirmar el valor real de lo que le piden o de lo que está dispuesto a pagar por ella–. Pero no es el único ámbito. Se requiere también de la tasación cuando hay discrepancias en el reparto de bienes en procesos de separación o de divorcio, y también cuando se trata de una herencia, explican fuentes de la compañía tasadora.

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