No son ya las asociaciones agrarias las que advierten de las graves consecuencias de la actual sequía andaluza sobre las cosechas y la ganadería. Los técnicos de la Consejería de Agricultura apuntan que el año será nefasto en el campo. El daño está hecho en los cereales -"cada vez hay más parcelas en las que se espera una mala o nula producción"- y el retraso en la siembra de otros cultivos, entre ellos el girasol, es generalizado, e incluso existen fincas "donde empieza a haber problemas para suministrar agua al ganado".
A estas alturas del año, las explotaciones agrícolas que se perciben desde la Autovía de la Plata deberían arrojar su mejor verdor. En cambio, trigo y cebada están amarilleando, señal de un pronto espigado y de un reducido rendimiento, si es que lo hay. Los técnicos comentan, en su boletín semanal, que el actual estado de los trigos y cebadas les recuerda a la sequía de 2005, cuando en la provincia de Sevilla la cosecha bajó a una tercera parte.
"Por todo ello, si en semanas anteriores habíamos hablado de la hipótesis de una sequía, esto cada vez pierde más peso y pasa al grado de realidad", señalan. En el mejor de los supuestos, se podría lograr la mitad del rendimiento de una campaña normal. Se recortaría, por tanto, de 3.000 a 1.500 toneladas por hectárea en el trigo.
No sólo habrá perjuicio para lo sembrado. En efecto, ya debería estarlo el girasol y todavía no lo está, dado que no existe humedad suficiente como para garantizar la germinación de las semillas. Y aquí cabe recordar que el girasol es considerado un cultivo refugio, al que se acude si fallan otros, como es el caso de los cereales. Este año, ni siquiera servirá de amparo. "Cuánto se sembrará es una incógnita. En los dos últimos años de sequía, que fueron 1999 y 2005, la superficie se redujo considerablemente [a un tercio o a la mitad]".
Sí se prevé un incremento del maíz, cuyas siembras se han iniciado en Sevilla, aplicándose riegos para que pueda nacer. Esa necesidad de agua no existió el año pasado debido a las abundantes lluvias y escorrentías.
No hay aún estadística de producción, pero sí de siembras. Las provisionales -a fecha de enero- apuntan a 396.903 hectáreas de trigo en el conjunto de la comunidad, un 17% más. No obstante, y según predicen los técnicos, una parte se levantará -esto es, cambiará de cultivo- para dedicarla a girasol si se modifican las condiciones meteorológicas. Crecen también las hectáreas de cebada, un 2%, hasta 103.107. Bajan las de remolacha, de 9.839 a 8.127, y su producción también quedará dañada por la sequía.
Vayamos ahora a la ganadería. "La falta de lluvias de los últimos meses ha provocado una subida de los costes de producción". Los animales se alimentan con piensos y hay que comprar paja ante la ausencia de hierbas y pastos en las dehesas.
Pero hay más. "En el caso del porcino ibérico se observa la aparición de problemas digestivos en los animales por la ingestión de bellota, sin el complemento que aportan los pastos habituales en esta época", precisan los técnicos del departamento dirigido por la consejera Clara Aguilera.
Y junto a las secuelas de la sequía, las consecuencias de las heladas de los meses de enero y febrero. Todos los cultivos citados las sufrieron, pero también los cítricos, con descensos de producción y daños en la arboleda que tardarán en dar la cara.