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Cultura

Tediosa y plomiza apertura

Faltó sustancia a la tarde, y le sobró metraje. Más de dos horas y media de una novillada contagiada del plomo que amenazaba el cielo, río arriba.

el 16 sep 2009 / 01:29 h.

Faltó sustancia a la tarde, y le sobró metraje. Más de dos horas y media de una novillada contagiada del plomo que amenazaba el cielo, río arriba. Fue el mismo plomo que lastró a algunos de los novillos de un encierro de Cuadri que, pese a su tendencia global a tardear, a sus desigualdades y a sus enormes esqueletos, echó al ruedo baratillero -que había sido protegido en los días previos con la famosa lona- dos o tres ejemplares interesantes y con muchas posibilidades.

Uno de esos toros fue el que rompió plaza. Badanudo y grandullón, gateó en el capote que le presentó Pepe Moral, que ayer se despedía del escalafón en Sevilla en espera de su próxima alternativa maestrante el día del Corpus. Pese a su tendencia a tardear, humilló y metió la cara en la lidia aunque a Moral le costó encontrar el acople en el último tercio, en gran parte por esa tendencia a gatear en la bamba del engaño que no dejaba reponer agusto al torero.

Mejoró algo el tono al natural pero el toreo brotó por fin rotundo y macizo, en la mejor versión del palaciego, en una sola serie honda y profunda, citando desde abajo que puso a todo el mundo de acuerdo. Aún hubo otra, algo más breve y discontinua y un final con amago de arrimón que quedó empañado en parte por un feo espadazo muy trasero. El personal, muy cariñoso, pidió un trofeo que no fue concedido. La petición fue cambiada por una vuelta al ruedo que a la postre fue la única del festejo. Muchas menos opciones tuvo ante el cuarto de la tarde, un animal aplomado, de violencia sorda, que tomó el engaño siempre con mal estilo, sin entregarse nunca de verdad. En esas condiciones, pese a la predisposición del torero, era imposible.

Otro de los ejemplares con posibilidades, posiblemente el mejor del envío de la familia Cuadri, fue el segundo, con el que Miguel Ángel Delgado se perdió en un trasteo desconcertante para dejar ir una oportunidad de oro de cara a su cercana alternativa cordobesa. Difuso en el trazo de los muletazos, sin acoplarse a la velocidad del utrero, el novillero ecijano sembró demasiadas dudas, trufadas con detalles de calidad, en una faena que no apuró, ni de lejos, las posibilidades de su oponente. Para colmo, en su empeño en quedarse detrás de la mata acabó siendo zarandeado de mala manera sin consecuencias que lamentar.

Tampoco convenció a nadie ante el manso y rajado quinto, que rompió en una docena de arrancadas de importancia en la muleta después de que Raúl Núñez se la jugara en banderillas dándole todas las ventajas de su querencia a tablas. Un principio ilusionante acabó siendo engullido por un arrimón sin sentido, volviendo a la trinchera.

El abaceteño Miguel Tendero sorteó en primer lugar un marmolillo sin fondo que sólo pegó cabezazos. En cualquier caso, pudo mostrar su calidad ante el sexto, otro ejemplar potable al que instrumentó una larga y discontinua faena al natural en la que los muletazos, largos y empacados, surgieron de uno en uno. Él fue el mejor intérprete de la tarde a pesar de la desbandada de la gente.

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