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Televisión pública sin anuncios

En Madrid se están planteando suprimir la publicidad de la televisión pública. Si se simplifica el asunto seguro que una mayoría de usuarios y de teóricos de la tele se manifestarán a favor. Pero el tema es más complejo. Nadie discute, creo, que una televisión...

el 16 sep 2009 / 02:23 h.

En Madrid se están planteando suprimir la publicidad de la televisión pública. Si se simplifica el asunto seguro que una mayoría de usuarios y de teóricos de la tele se manifestarán a favor. Pero el tema es más complejo. Nadie discute, creo, que una televisión pública no debe programar pensando en cómo lograr publicidad. Eso es lo que debe diferenciarles de las privadas para las que los programas son sólo el medio para conseguir un único fin que es ganar dinero con los anuncios. Hay quien sostiene que la publicidad es también un servicio público porque acerca los productos al consumidor. Pero vayamos a lo práctico. Los gestores públicos no pueden inundar la pantalla de anuncios cortando sin límites los contenidos, mucho menos si se trata de películas. Pero debe saberse que suprimir por completo la publicidad de los medios públicos no resuelve lo que se pretende con la medida.

Los anunciantes no migrarán al resto de las televisiones privadas. Lo acaban de comprobar en Francia con una iniciativa reciente de Sarkozy. Los propios anunciantes consideran que les perjudica porque reduce las posibles pantallas en donde colocar sus spots. Y lo que es seguro es que se está cambiando el modelo de televisión pública competitiva con público y se la conduce a un camino minoritario y poco a poco perderán el papel que tienen en la actualidad. Los estudios de comportamiento de los espectadores indican que la publicidad se identifica con la cercanía a la realidad y que una televisión sin ella pierde esa referencia y queda relegada a un espacio limitado perdiendo su posición en el espacio de la información.

No hay duda de que la televisión pública no puede ser sinónimo de televisión gubernamental. Pero ingenuidades aparte, los informativos de las privadas lejos de ser imparciales responden sin tapujos a los intereses de los partidos y grupos a los que sean cercanos. El único lugar para una información independiente y objetiva es el de la televisión pública que debe informar con equidistancia sobre lo que pasa dando su sitio a todas las ideas y a todas las sensibilidades. Puede limitarse la publicidad pero no veo la utilidad de su supresión. Salvo para perder presencia y competitividad.

Abogado

crosadoc@gmail.com

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