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Temporeros que descargan su crisis en la uva francesa

De los 15.000 jornaleros españoles que vendimiarán, 10.400 son de Andalucía.

el 09 ago 2011 / 20:03 h.

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Durante septiembre, casi 11.000 andaluces cortarán, recogerán y tratarán la vid de las bodegas galas.

Cuando el verano llega a su fin, los jornaleros preparan sus maletas. La playa no será su destino, sino que las parras de uva francesas serán el entorno en el que 10.400 temporeros andaluces encontrarán un dinero extra para hacer un poco más amable la difícil coyuntura económica.

De los 40.000 temporeros que recibirán las bodegas galas durante su campaña de recogida, 15.000 son españoles. Esta cifra se debe, sobre todo, a la fidelidad de los patronos franceses con los trabajadores desde hace más de 30 años. Aunque los datos de los años 60 -cuando la campaña del país vecino acogía cerca de 80.000 temporeros- descendieron en picado, el desempleo que impera en España y la necesidad de un sueldo han impulsado la demanda de empleo en las viñas galas.

El problema de este aumento para el secretario de Política Social e Igualdad de UGT, Jesús Acasuso, es que la oferta para recoger la uva no se ha ampliado. "Si Francia acogiera más jornaleros, 1.000 personas más vendimiarían", subraya Acasuso.

Pero quien mejor conoce la necesidad de partir hacia el país galo para vendimiar es José Antonio Narváez. Este gaditano de 27 años, natural de Alcalá del Valle, viaja a las bodegas francesas desde hace tres años. El motivo, el paro. Como él, muchos de sus vecinos buscan el salario más allá de la frontera. "Muchos conocidos preguntan si se necesita una mano en las bodegas", comenta Narváez.

De los casi 11.000 temporeros andaluces que viajaran al país vecino, 3.450 pertenecen a la provincia de Jaén. Como es el caso de Antonio Gómez, quien con 52 años a finales de agosto coge su vehículo desde Arjonilla hasta el distrito de Aude, al sudeste de Francia. Hace 30 años la necesidad fue el billete de ida, hoy la fidelidad con el patrón y su sistema de trabajo son una puerta abierta no sólo para la vendimia, "sino también para podar en febrero y preparar la recogida en junio y julio", explica Gómez.

Mientras que Jaén es la provincia que más temporeros aporta, 3.200 jornaleros granadinos cruzarán la frontera para recoger la vid. Sevilla, Cádiz y Córdoba se encuentran en la horquilla de los mil.

Según Acasuso, el mayor atractivo de la campaña francesa es el beneficio económico. Una hora recogiendo uva en Francia se paga a 9 euros -incluso en algunos distritos y según el trabajo realizado puede llegar a 10 euros-. En España se estanca en los 6 euros. En este sentido, el secretario de Sector Agraro y Forestal de Fitag-UGT, Sebastián Marín, explica que los jornaleros no es que no quieran trabajar, sino que las condiciones del campo español hacen "materialmente imposible mantenerse".

Ésta es una de las razones por la que la jiennense Herminia Molina lleva más de media vida cruzando la frontera. Molina forma parte de ese 45% de mujeres que recoge la uva francesa. Este equilibrio entre las jornaleras y los jornaleros -que representan el 55%- se debe, como indica Acasuso, a que la campaña gala es "muy familiar". Es el caso de esta temporera de 52 años. Herminia no viaja sola, le acompañan su marido y dos de sus hijos, ya que en el pueblo "no hay trabajo".

Condiciones. Un salario adecuado al trabajo realizado no es la única ventaja de cruzar la frontera para vendimiar. Como explica el secretario de la Federación Agroalimentaria de CCOO-A, Antonio Perianes, "el patrón en la mayoría de los casos también paga en especie".

Después de casi ocho horas de jornada, José Antonio Narváez y la cuadrilla de 20 personas que le acompaña agradecen que el patrón les facilite la comida. La complicidad con el responsable de la bodega en ocasiones va más allá. Aunque muchos de los temporeros viajan a Francia en autobús, jornaleros -como Antonio Gómez- han conseguido que el patrón les dé el importe del viaje para que se muevan con su propio vehículo.

Pese a que las plazas están cubiertas, la vendimia es un objetivo para muchos agricultores andaluces. Tanto que la relación de antiguos temporeros con sus patronos ha conseguido que vecinos y amigos encuentren su lugar en las viñas francesas. Sin embargo, muchos de los que anhelan cortar, cargar o tratar la uva gala se adentran en una aventura que no augura un buen final. Por ello, los sindicatos insisten en que cruzar la frontera con un contrato firmado es un aval para engañar durante un mes a la crisis.

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