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«Tenemos diez años para evitar que el cambio climático sea irreversible»

Juan Verde, el fundador y máximo responsable del The Climate Project Spain, la filial que pregona con mesianismo el mensaje verde de Al Gore, es afilado, insistente, convincente. Se ha convencido de que su labor es la de convencer al mundo de que hay que parar el cambio climático.

el 15 sep 2009 / 16:59 h.

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El fundador y máximo responsable del The Climate Project Spain, la filial que pregona con mesianismo el mensaje verde de Al Gore, es afilado, insistente, convincente. Se ha convencido de que su labor es la de convencer al mundo de que hay que parar el cambio climático. Para eso ha venido a formar a 200 apóstoles.

Este canario serio, con cara de niño responsable y concienzudo, se ha convertido, a sus 37 años, en el español más fuerte del Partido Demócrata estadounidense, por partida doble: por su papel como asesor de Barak Obama para los votantes hispanos y, sobre todo, por ser el elegido del ex vicepresidente de EEUU, Al Gore, como su portavoz en España con el Climate Project. Entre anglicismos prestados de tantos viajes a Washington, afirma que trabaja "convencido de que el mundo puede ser mejor". O lo dice con fe o es un gran vendedor.

-¿Qué es el Climate Project? ¿Es un foro de pensamiento, una reunión empresarial, un medio para ganar dinero?

-Se lo aclaro: Al Gore, tras la promoción de su película, con la que logró dos Oscar, el Príncipe de Asturias y el Nobel, se ha embarcado en un proyecto de mayor repercusión internacional, que consiste en desarrollar una red de instituciones que le ayuden a identificar líderes de opinión que sirvan como catalizadores de su mensaje y le ayuden a comunicar a todo el mundo qué es el cambio climático, cómo nos afecta, cómo se afronta.

-¿Pero lo hace por altruismo, por vocación...?

-Él es empresario pero está desarrollando este proyecto a nivel personal, con sus propios fondos. Cree que el objetivo es cambiar la voluntad política. Ha sido político y entiende que podemos cambiar bombillas y hacer muchas cosas en casa pero hasta que los Gobiernos no definan una estrategia y conviertan la lucha contra el cambio climático en una gran prioridad, no veremos cambios significativos.

-¿Y lo está logrando?

-Hace falta mucha más voluntad, consenso y medidas globales, que se empiecen a asignar recursos que nos permitan afrontar esta lucha y dar soluciones reales. Eso ocurrirá cuando los Estados se unan y vean el problema como lo que es, una demanda social auténtica, que la sociedad diga: "Mire usted, tiene que tomar cartas en el asunto".

-¿Son receptivos los españoles a ese mensaje de alerta?

-Sí, y se lo explico. El 90% de la población reconoce que este cambio es un grave problema. El 86% cree que es la mano del hombre la causante de la aceleración de ese cambio y sólo el 30% sabe qué hacer para combatirlo. Ésa es nuestra labor: informar y educar. Entendemos el problema, pero tenemos que hacer mucho más para que nuestro granito de arena aporte soluciones.

-¿Por qué han elegido Sevilla de nuevo para su labor pastoral?

-Ja ja ja... Le aclaro que esto no es una religión, pero hay que tener mucha fe, y yo la tengo en Al Gore...

-Le preguntaba por Sevilla...

-Es un lugar idóneo para desarrollar nuestro proyecto, porque está dentro de uno de los países que más sufre el cambio climático. Es la nación que más sol y viento tiene. Hay firmas andaluzas, como Isofoton o Abengoa, a la vanguardia del I+D. ¿Sabe que, en EEUU, España es el mayor inversor extranjero en energías renovables? Es bueno traer aquí la reflexión sobre el calentamiento global porque esta tierra será la más afectada de Europa en la agricultura y el desarrollo empresarial. Tendrá que cambiar su modelo turístico, hará demasiado calor. Venir aquí es dar un doble mensaje, porque hablamos de realidades.

-Aún hay un puñado de científicos que niega el cambio climático. ¿Son ustedes unos catastrofistas o demasiado realistas?

-Francamente, nadie en su sano juicio puede hoy continuar negando la existencia del cambio climático y el papel que juega el hombre en su proceso de aceleración. La comunidad científica mundial ha cerrado el debate, no existe duda alguna. Toda la comunidad científica lo asume como cierto. El 96% del panel de expertos de Naciones Unidas, compuesto por más de 3.000 científicos, de 130 países, lo constata. Es imposible que tantos especialistas, de forma inequívoca, categórica y absolutamente tajante, hayan dicho que si no hacemos algo al respecto las consecuencias serán muy graves para la sociedad. Ante ese tipo de evidencia no podemos hablar de dudas razonables. Podemos no estar de acuerdo en las medidas más efectivas o la velocidad con la que implementar los cambios pero sobre su existencia y las consecuencias no hay dudas.

-Gore compara la batalla contra ese cambio con la II Guerra Mundial, y el ascenso de Hitler con el silencioso calentamiento del planeta. ¿Lo comparte?

-Algo sacada de contexto, esa comparación puede resultar extraña, pero sí que hay similitudes. La solución a la emergencia del partido nazi en Alemania llegó tarde. Los países no estaban dispuestos a tomar medidas drásticas, a llegar a un consenso, a crear una alianza mundial. Hasta que se presentó un problema muy muy grave para todos, que casi cambia el panorama del mundo entero. Le pongo otro ejemplo: el del tabaco. Cuando la comunidad científica denunció los daños que supone para la salud, durante muchísimo tiempo vimos al sector usando todas sus armas para acallar esta aplastante evidencia científica. Esos años que tardamos en reconocer el problema fue tiempo perdido; mirando hacia atrás, miles y miles de personas no hubiesen perdido la vida si hubiésemos tenido más unión.

-Así que lo que somos hoy pasa por esa cruzada.

-Por supuesto. Es nuestra mayor batalla, el mayor reto. Me gusta emplear ese término, cruzada.

-El último informe de la ONU constata la laxitud y lentitud de los Estados al actuar contra el cambio climático. ¿Estamos en un punto de no retorno en el que es imposible ya rescatar al planeta?

-Si la previsión antes era preocupante, ahora ya es alarmante. Vamos a un mal ritmo, no se está haciendo nada de lo que se tiene que hacer, las medidas de los Gobiernos son paños calientes y medias tintas, no estamos actuando de forma contundente. De seguir así, estamos en una trayectoria que apunta a que la temperatura puede subir siete grados, por encima de los 21, con una serie de repercusiones absolutamente nefastas para la humanidad.

-¿De qué plazo hablamos?

-Estamos hablando en los próximos 10 años. A esta velocidad, en cinco años en verano se derretirá el Polo Norte. Tenemos un plazo de cinco a diez años como mucho, que requiere de medidas muy muy claras, y de consenso. Si no actuamos en ese tiempo, el cambio será irreversible. Pero hay esperanza. Aunque la velocidad del cambio es mayor de lo esperada, el reporte dice que aún estamos a tiempo.

-Ahora que hay recesión y que la UE ha decidido mantener temporalmente sus compromisos ambientales, ¿no teme que en pocos meses decidan olvidarse de ellos porque no les rentan?

-Yo ese agravante de la crisis lo veo como una gran oportunidad. Tenemos que tomar decisiones, desarrollar políticas públicas para reincentivar la situación económica. Depende de los gobernantes apostar por crear empleo en un sector como la construcción, en el que claramente hay una saturación y el tipo de empleo que se crea no es de calidad, o apostar por el desarrollo de la investigación, el I+D y el desarrollo de renovables, porque crean empleos cualificados de ingenieros, arquitectos, analistas, investigadores? Es más difícil que se vayan a otros países. Desde la filosofía verde podemos aportar mucha riqueza, muchísima.

Puede leer la entrevista completa en la edición impresa de El Correo de Andalucía .

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