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"Tengo suerte si hago 30 euros"

Sonia, de 42 años, es transexual y desde que tenía 20 años hace la calle para ganarse la vida.

el 27 ago 2011 / 17:29 h.

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El 80% de las prostitutas son inmigrantes.

A uno le cuesta imaginar cómo debe ser aquello. Ella lo cuenta con el sosiego que dan los años, la costumbre, o quizá la resignación. Sonia tiene 42 años y es de Sevilla. Desde que tenía 20 se dedica a la prostitución. Más de la mitad de su vida. A ella le tocó la época en la que los transexuales tenían pocas opciones para encontrar un trabajo y, como otras mujeres, se vio abocada a hacer la calle.

“He estado en muchos sitios, además de en Sevilla”, comenta, “y hace ocho años decidí volver”. Pero hace ocho años las cosas no eran como ahora. Había inmigración, sí, pero no a los niveles que vinieron años después y esa palabra que ahora suena todos los días, “crisis”, no existía en el vocabulario de una sociedad que no paraba de gastar. En todo, también en prostitución.

“Cuando no había crisis, en una noche con tres o cuatro clientes ganabas cien euros. Ahora, me arreglo, me pinto, salgo a la calle y, al final, hago diez euros, veinte... Si hago treinta euros, es sólo cuestión de suerte”. Aún así, cree que está entre las más afortunadas: “Yo tengo mi piso ya pagado, pero otras chicas tienen que pagar un alquiler o mantener a sus hijos y la cosa está muy mala”.

También la crisis. Sonia pertenece al grupo de mujeres que se dedican a la prostitución no porque las obliguen a hacerlo sino porque no tienen otro medio para sobrevivir. Pero si puede evitarlo, lo hace. “Este mes estoy trabajando de limpiadora, haciendo una sustitución. Así por lo menos cotizo, poco a poco, y no salgo a la calle. Mientras tenga para comer y para pagar la luz y la comunidad, es suficiente”. Asegura que si tuviera otro trabajo, dejaría la prostitución, pero admite que no tiene opción: “Yo echo currículos pero no tengo estudios y es difícil encontrar algo”.

Hace unos años, Sonia ejercía en las calles de Nervión pero decidió trasladarse a la zona de Los Arcos, en el Polígono Carretera Amarilla. Desde entonces, y sobre todo las últimas semanas, el número de mujeres ha aumentado, “no sé de dónde salen”. Temen que las multas a los clientes que ha anunciado el Consistorio los espante, “pero eso será el primer mes, después volverán. Si creen que van a quitar la prostitución de la calle, se equivocan”.

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