Hace cinco años inició con un socio un negocio que, con la crisis, ha acabado siendo su mayor pesadilla no sólo para él, sino para toda su familia. En 2005, Francisco Rodríguez creó una empresa dedicada a las artes gráficas junto con un empresario que le presentó su hermana, y ahora está a punto de perder su casa ante los impagos de la misma. "Tenía mucha ilusión, porque siempre había querido tener algo propio, pero me faltaba el arrojo de lanzarme solo", cuenta. Pero no podía imaginar que iba a acabar ante la puerta de esa empresa con una pancarta reclamando "lo que es mío".
Movido por estas ganas de montar su propia empresa este ingeniero no dudó en pedir un crédito y poner como aval su vivienda. "Yo aporté 100.000 euros de los 220.000 con los que se puso en marcha la empresa", relata. Sin embargo, "pese a aportar casi la mitad sólo me adjudicó el 19% de las acciones y ahí comenzó el engaño, se aprovechó de mí porque no sabía nada sobre cómo montar un negocio", afirma. Su hermana también entró en el proyecto, "engañada", según su versión, pues "le regaló un 3% de las acciones por habernos presentado, sin saber que estaba firmando de forma solidaria y poniendo de aval su casa". Fuentes de la empresa, en cambio, manifiestan que no fue así, sino "que cada socio le ofreció a ella un 1% de su parte y lo aceptó sin más".
El joven trabajaba entonces como delegado comercial de una empresa en Sevilla hasta que, por motivos personales, se marchó a Madrid y dejó el empleo. Fue entonces cuando comenzó a colaborar con la empresa, "por un sueldo mucho más bajo que el que tenía antes porque ésta no podía pagar más". Luego supo, según cuenta, que su socio "ganaba mucho más y que había contratado un amigo al que también le pagaba mejor".
Los problemas comenzaron cuando, según narra, dejó de percibir sus retribuciones. Intentó entonces montar una delegación en Madrid, con la que logró "importantes ingresos", pero incluso así no cobró hasta pasado varios meses. Decidió por tanto apartarse de la empresa y montar un bar en Madrid, pero "con la sospecha de que algo raro estaba pasando, porque no sabía nada de las cuentas y nunca había sido convocado a una junta de accionistas", asegura, extremo que la empresa niega. No obstante, él sostiene que pudo averiguar que mientras que su socio le decía que la empresa tenía pérdidas, "en el Registro Mercantil constaba que cerró 2008 con beneficio, pero según me dijo, había tenido que maquillar las cuentas".
Entre tanto, la empresa tuvo dos ampliaciones de capital, "de las que no fui informado". Mantiene que la última se vio obligado a firmarla por "presión familiar". Dice que su socio le había prometido a su hermana que así no perdería su casa, "porque de esta forma ya no sería necesario que estuviera como aval", así que lo firmó por ella, porque se lo rogó. "Estaba presionado por mi familia, a la que no quería enfrentarme". Pero cuando "mi hermana recibió una notificación de embargo, se dio cuenta por fin de que este hombre nos había estado engañando y utilizando".
Él también tiene su casa embargada "por tres veces" y por ahora sólo ha conseguido parar el proceso porque "nos hemos opuesto, pero esto no significa que mañana nos quiten a mi hermana y a mí la vivienda". Vive ahora "gracias" a su madre. "Ella me da de comer y paga el préstamo de mi casa, pero con su paga no podemos hacer frente al crédito de la empresa". Por eso, está "desesperado" e incluso ha denunciado los hechos ante la Fiscalía de Sevilla, que le insta a que ponga una querella. "Estoy a la espera de que me asignen un abogado de oficio, porque sólo quiero ver los documentos y que sea un juez quien revise todo".