No estuvo nada bien el Cajasol ante UCAM Murcia. Más allá de que los de Marcelo Nicola, que arrastraban ocho derrotas seguidas, ya venían avisando de que su mejora era ostensible y que podían sorprender en San Pablo, lo cierto es que era un partido importante para los de Aíto García Reneses para enrocarse en puesto de play off y no lo pareció. El triunfo le hubiese dejado en solitario en la séptima plaza con 11 victorias, y en cambio ha pasado a ser décimo igualado a 10 triunfos con Río Natura Monbus, Joventut y Laboral Kutxa, séptimo, octavo y noveno respectivamente. Las sensaciones fueron además muy negativas, en un equipo marcado, para mal y para bien, por la falta de experiencia de muchos de sus integrantes, de cuyo talento para el juego del baloncesto no se duda.
Aíto García Reneses justificó en sala de prensa, después del choque del sábado, la negligente actuación defensiva de su equipo. El razonamiento estuvo centrado en el problema ofensivo que tuvo el Caja durante todo el partido, dado que la falta de lectura de la defensa pimentonera, una de las de peor rendimiento de la competición, provocó gran cantidad de recuperaciones que acabaron en canastas fáciles de los hombres de Marcelo Nicola, que en carrera lograban muchas situaciones de superioridad numérica. Un problema que surgió en el segundo cuarto, puesto que en los primeros minutos Cajasol jugó bastante fluido en ataque, y de hecho acabó el periodo por delante en el marcador (24-22). No obstante, hubo dos cuestiones sorprendentes, más allá de que un equipo tan joven pueda tener uno o tres días malos.
Primero, la gestión del ritmo por parte de los dos bases, Satoransky y Franch. El checo cuajó un mal partido, teniendo una escasísima incidencia en el juego en un jugador tan importante y con tantas posibilidades. El partido necesitaba de pausa porque UCAM Murcia se movía muy bien en el ritmo alto de encuentro rumbo a un marcador con muchos puntos, en un equipo que tiene bastantes jugadores con capacidad para anotar bastante. En el Cajasol eso no ocurre.
Luego está el dato de las recuperaciones, buen indicativo de la intensidad y concentración. Al descanso, con el partido casi decidido (36-50), el Cajasol sólo había recuperado un balón (Bamforth) mientras que contabilizaba 11 pérdidas, que en Murcia, en cambio, eran solo 2, por 10 recuperaciones. Es obvio que con esa diferencia es difícil ganar un partido en la ACB, aunque no imposible: en Zaragoza el Cajasol sólo recuperó cuatro balonces en todo el partido y extravió 14 en 40 minutos y acabó imponíendose en una de las canchas más complicadas de la liga. Eso sí, su defensa funcionó en la capital aragonesa a la perfección, por cuanto sólo encajó 66 puntos.
Las 19 pérdidas que firmó el cuadro del San Pablo ante Murcia le hicieron igualar su peor registro de la temporada, el mismo del Carpena ante Unicaja, donde recuperó 11 balones, cuatro más que el sábado. Tres de sus 11 derrotas han sido ante los dos últimos: ha perdido los dos encuentros ante Murcia y también el de Valladolid, aunque ha ganado a cuatro equipos que ahora están en play off: Herbalife, CAI Zaragoza, Joventut y Río Natura.
