El centrocampista del Real Betis Eder Vilarchao ha sido operado hoy, por tercera vez en quince meses, de la lesión que sufre en el tobillo izquierdo, intervención con la que el club espera "que se resuelva definitivamente su dolencia para que pueda incorporarse a la próxima pretemporada".
El mediocampista vizcaíno, de 23 años y a quien dicha dolencia sólo le ha permitido jugar dos partidos con el primer equipo del Betis, la pasada temporada, fue intervenido en el hospital San José de Vitoria por el doctor Mikel Sánchez, informó esta tarde el club verdiblanco.
Vilarchao, tras sufrir una fractura articular en el tobillo izquierdo durante un entrenamiento en enero de 2013, no acababa de recuperarse de los problemas que arrastraba en la zona dañada, según recordó la entidad, "y con esta operación se espera que pueda decir adiós definitivamente" a su lesión.
Después de esta tercera intervención, está previsto que el joven jugador de Santutxu (Vizcaya) reciba el alta hospitalaria el próximo miércoles y, a partir de ahí, tendrá un tiempo de recuperación de alrededor de tres meses, por lo que "estaría en condiciones de realizar la próxima pretemporada".
Eder Vilarchao fue operado por primera vez del tobillo el 28 de enero de 2013, debido a la "fractura articular en la metafisis distal de la tibia" que se produjo en un entrenamiento, y después de un duro proceso de recuperación volvió al trabajo con sus compañeros el 1 de mayo de ese año.
Sin embargo, el centrocampista siguió con molestias persistentes en la zona, por lo que los médicos del Betis decidieron que se sometiera a una artroscopia y, al tener afectado el cartílago, fue operado por segunda vez el pasado 3 de julio, con un periodo de recuperación estimado entonces en unos tres meses.
Ahora, como consecuencia de que sus problemas en el tobillo izquierdo nunca llegaron a desaparecer, se le ha realizado la tercera intervención.
Vilarchao tenía ficha del filial bético cuando se lesionó. Llegó hace dos veranos procedente del Sestao River y, justo antes de lesionarse, había subido de la mano del entonces técnico Pepe Mel al primer equipo, con el que jugó un partido de liga (ante el Levante en el Benito Villamarín) y otro de Copa (con el Atlético en el Vicente Calderón).
