Teresa Rodríguez: "El PSOE creó el marco en el que ahora se hace la víctima"

ENTREVISTA. La aspirante a dirigir Podemos en Andalucía asegura que ha llegado la hora de que su formación sea más concreta en sus propuestas.

el 29 dic 2014 / 16:00 h.

teresa Teresa Rodríguez en un mitin de Podemos junto a Pablo Iglesias. El barrio gaditano de La Viña cuenta ya con la eurodiputada de Podemos Teresa Rodríguez (Rota, 1981) como uno de sus personajes singulares. Pide un café y la reconocen como la «niña de Bruselas». Hace unos días se postuló como aspirante a liderar Podemos en Andalucía y posible candidata a la presidencia de la Junta. ¿Qué le parece el llamamiento de Pablo Iglesias a contar con una candidatura única y fuerte para lidera el partido en Andalucía? Se lo agradecí. Los dos somos conscientes de construir direcciones fuertes y capacitadas para hacer frente a las responsabilidades que estamos asumiendo. Gestionar la ilusión de la gente es una responsabilidad enorme. Los resultados de las encuestas nos llaman a la responsabilidad. Al margen de los debates que hemos tenido, la tarea ahora es encontrar a las personas más adecuadas para gestionar los problemas de Andalucía. Sin embargo, su idea de organización es distinta a la de Iglesias. ¿Se puede encasillar a Teresa Rodríguez en el sector crítico? Hay debate cuando hay propuestas diferentes. Hemos tenidos propuestas diferentes en el debate estatal sobre el modelo organizativo. Es un debate muy razonable, era medir los ritmos. Había personas que apostaban por una dirección fuerte, cohesionada y centralizada. Mientras que otras personas considerábamos que era necesario aprovechar todo el potencial de los círculos, que habían surgido por abajo, entendiendo además que las cosas no sólo se cambian desde las instituciones, sino también teniendo a la gente organizada. Hay mucho talento en los círculos y en la periferia del estado. Ellos viven la realidad madrileña y yo he tenido la oportunidad de ver que en los círculos hay un grado de madurez muy alto. Se habla de que en los círculos puede haber mucha gente que se cuele, que sea arribista, pero yo me he encontrado con gente muy preparada, que lleva mucho tiempo queriendo aportar lo que sabe para gestionar las políticas públicas de otra manera. La confrontación de ideas se acaba en el momento que hay una votación y se elige un modelo de organización. ¿A qué modelo del partido, entonces, aspira en Andalucía? Aspiro a tener una organización que participe, que asuma las decisiones que se tomen y vaya en un mismo camino. Entiendo que todo eso es más fácil, cambiar la realidad andaluza, cuando hay un gobierno estatal que tenga una intención decidida de recuperar el valor y la importancia de lo público. ¿Tiene peso Andalucía a nivel nacional en su organización? En el consejo ciudadano estatal hay diez andaluces, lo cual hace que la realidad andaluza tenga su representación ahí. Además, por abajo, los círculos han tenido la capacidad de coordinarse entre sí. Pese al poco tiempo que llevamos ya hay coordinaciones provinciales. La intensidad del trabajo organizativo ha sido fuerte. La coordinación provincial ya existe lo que falta es crear esa estructura autonómica que aglutine todo ese trabajo. No sólo queremos contar con nuestros círculos, también con muchos movimientos sociales que se han puesto en contacto con nosotros, académicos, gente de la universidad. ¿Considera que Andalucía, por su situación socioeconómica, es un posible vivero de votos de Podemos?. Si hay urgencia a nivel social por cambiar la realidad social en el país, en Andalucía es todavía mayor. Somos la primera región en desahucios, la primera en desempleo, dos millones y medio de pobres que antes de comenzara la crisis, además de que arrastramos un subdesarrollo histórico. En ningún sitio como Andalucía hay más prisa por reconducir el rumbo de las políticas que se hacen. ¿Cuáles serían sus primeras medidas como presidenta de la Junta? Hay que hacer muchas cosas, pero lo primero que hay que hacer y que cuesta poco dinero tiene que ver con la regeneración democrática. El modelo de desarrollo andaluz se ha basado en el subvencionismo a gran escala, que gestionado desde la administración y paraadministración, que existe con la privatización de servicios,  ha generado una red clientelar que es un lugar en las conversaciones. Tener un alcalde socialista era un punto más a la hora de conseguir un puesto de trabajo en la administración. Así se convierte la administración en un lugar de paredes de cristal. También no hacer de la política una profesión, limitar los salarios. Todo eso se puede hacer a partir del día siguiente. Auditar la deuda pública andaluza e invertir en un plan de rescate ciudadano con carácter de urgencias que palie las necesidades de la gente que lo está pasando mal. Todo eso pasa por dar remedio a la pandemia del paro. Tenemos la necesidad de plantear que un futuro diferente es necesario y posible para Andalucía. El paro no es un fenómeno atmosférico, tiene que ver un modelo productivo deficiente y perdedor. Producimos mercancías que tienen menos valor añadido en el mercado mundial. Somos exportadores de materia prima a bajo coste que entran en el circuito industrial desde otros sitios que no son Andalucía. El subdesarrollo industrial es un problema que colea desde hace 35 años y ningún gobierno en Madrid y Sevilla le han puesto solución. Podría ser más concreta? ¿Qué medidas plantea Podemos en Andalucía para reducir los índices de desempleo? Se necesitan políticas valientes, que no se justifiquen en las manos atadas desde Madrid. Modelo de desarrollo propio en el que los circuitos sean más cercanos, que la reforma agraria y el reparto de la tierra sea por fin una realidad, para eso se necesita también un marco estatal diferente. A partir de la reforma agraria se produzca una modernización agraria, manufacturar los productos de la tierra aquí en Andalucía, potenciar economía social, cooperativismo. En definitiva plantear un modelo totalmente distinto al de los dos grandes partidos. Por otro lado, tenemos un valor en Andalucía que tiene que ver con el sol, viento, energías renovables. Es un proceso que el PP paralizó en seco desde Madrid. Un nuevo modelo energético también puede ser una forma de desarrollo en Andalucía, que nos colocaría a nivel puntero en Europa. Administración pública y servicios públicos bien gestionados que acaben con la privatización y la externalización de servicios. ¿Es factible poner en marcha ese plan con las manos atadas desde Madrid, Bruselas y unas arcas públicas vacías? Tiene que serlo. Si nosotros nos hemos metido en política, hemos dejado nuestros puestos de trabajo porque creemos que hay una mayoría que urge a cambiar las formas de hacer las cosas. Es una cuestión de tener para comer, tener calor en invierno y dar un futuro a nuestros hijos. Los partidos tradicionales han convertido a Andalucía en una región perdedora en la globalización. La primera medida urgente es reestructurar la deuda para que la gente tenga un horizonte. Si seguimos así ahondando en las políticas de austeridad, la crisis se reproduce. Es moralmente deseable hacer una política distinta. Han incidido mucho en el asunto de la casta Hay que ponerse vacunas contra el acomodamiento y su último extremo que es la corrupción. Apostar por la revocación de los cargos públicos si no cumplen con sus compromisos, acortar la vida pública para que la política no sea una profesión. Limitar los salarios para que el político siga viviendo en el mismo entorno y no se desconecte de la realidad y sienta la presión de la gente. A los partidos que llevan gobernando 35 años le dejan de doler las cosas. Al PSOE ya no le duele Andalucía como al principio. El eslogan de los socios de gobierno en Andalucía es que no somos lo mismo frente a las políticas de austeridad y desmantelamiento del estado de bienestar de Mariano Rajoy. ¿Le parece acertado? Había tres líneas rojas en el pacto que firmaron: que no hubiera despidos en la administración pública, otra que no hubiera recortes en sanidad y educación y la tercera que no se privatizaran servicios. Sin embargo, nada de eso se ha cumplido. Se han eliminados 4.500 plazas en la enseñanza, despido de interinos, presupuesto tras presupuesto hemos visto los bocados que se han dado a educación y sanidad. Y la privatización de servicios se ha hecho por la puerta de atrás, externalizando servicios. Hemos visto monitoras de colegios cobrando cuatro euros la hora. El PSOE ha sido creador y partícipe activo del marco en el que ahora pretende hacerse la víctima. Madrid y Sevilla son caras del mismo disco. San Telmo necesita a Moncloa para hacer ver que no se puede hacer todo lo que promete en sus programas. Rajoy y Susana son dos caras de un disco que ya está rallado. Sin embargo, tal como indican las encuestas habrá que pactar. ¿Qué se puede esperar de Podemos Andalucía en ese escenario? No le vamos a dar un balón de oxígeno a ninguno de los pilares del bipartidismo. He salido a la calle para protestar contra las políticas de Rajoy y Díaz, en ningún caso gobernaré con ellos. Con Izquierda Unida hubo siempre apertura, diálogo porque entendemos que hay puntos en común a nivel programático. No confiamos ni en PP ni PSOE porque forman parte del problema. El PP representa a la oligarquía andaluza y la mantiene viva. Todo lo que podamos hacer para que el PP no gobierne en Andalucía será hecho, eso no significa que vayamos a gobernar la austeridad con el PSOE en un gobierno. En ese escenario podría plantearse un escenario de ingobernabilidad. No renunciamos al diálogo con ninguna fuerza política, pero siempre a partir de unas políticas que creemos indispensables. Estamos abiertos a escuchar y debatir, pero como decía Anguita: programa, programa, programa. Recuerdo que nuestro planteamiento es que los pactos electorales se aprobarán en referéndum. ¿Encuentra más sintonía a nivel ideológico con Alberto Garzón que con Diego Valderas o Antonio Maíllo? Garzón representa la regeneración democrática dentro de IU. Sus propuestas económicas y sobre el cambio de modelo productivo son bastante coincidentes con los que yo mantengo. Maíllo es la cara visible de un pacto de gobierno en Andalucía que ha atravesado las líneas rojas y que de alguna manera le ha dicho a la ciudadanía andaluza que no se podía hacer más de lo que se está haciendo ahora. Cuando la gente está en paro, pasando fatiga y viendo como los servicios públicos se van recortando es una absoluta irresponsabilidad decirle a la gente que no se pueden hacer política de otra manera. Mantenerse en el pacto es lanzar ese mensaje y es un mensaje de desesperanza. ¿Qué le parece la decisión de IU de plantear a referéndum la continuidad del pacto? Pues creo que es síntoma de que las bases están teniendo un debate fuerte sobre este asunto, aunque en todo caso me parece algo tardío. ¿Atempera su discurso Podemos a medida que se acercan los procesos electorales? Estamos profundizando en el discurso para hacerlo más concreto. Hay una demanda en la gente de concretar las medidas que estamos planteando. Ahora está llegando la hora de que Podemos concrete sus propuestas. A pesar de ello, no creo que las dinámicas actuales sean contradictorias con las ideas que planteamos en las elecciones europeas. Para un partido nuevo la necesidad de conocer sus propuestas concretas es más necesaria. ¿La indefinición en algunos asuntos no alimenta los ataques de otros partidos? A ninguna fuerza política se la pedido tanta concreción en tan poco tiempo, y eso es positivo. Nos han llamado frikis, de extrema derecha, extrema izquierda. Responde a que los grandes partidos sienten por primera vez en la historia de la democracia que la tierra se mueve bajo sus pies. El escenario que más nos beneficia es el debate programático. Estamos haciendo esfuerzos en dos direcciones: construir la mejor estructura orgánica y más democrática, y elaborar el mejor programa y el más factible, sensato y rupturista con la situación. Si no hubiera surgido Podemos no se hubiese creado un debate tan fructífero sobre temas como la deuda, regeneración democrática o puertas giratorias. ¿El votante de Podemos vota por venganza contra los grandes partidos? No percibo en los votantes y en los militantes una sensación de venganza. Hemos cambiado del paradigma de la indignación y del cabreo en la calle a la ilusión. Discurso por el cambio de la sociedad. Asumimos la responsabilidad de gestionar la ilusión de la gente. ¿Se ha tratado con la suficiente transparencia el asunto de Errejón y la Universidad de Málaga? Creo que es un caso que viene dado de la propia transparencia. El asunto surge porque nosotros publicamos en una página web los gastos que se hacen a nuestros dirigentes y porque el propio Errejón comunica a la Universidad de Málaga que no puede continuar con ese trabajo por la carga de responsabilidad que ha asumido en Podemos. Esto surge de la transparencia y de las ganas que nos tienen. Con qué Andalucía sueña? Siempre que veo las imágenes de esa Andalucía que sale de la dictadura y sale a la calle a pedir la autonomía, que pide autogobierno, soberanía y cubrir las necesidades básicas de la gente me resultan un recuerdo lejano y metida en el congelador. Me gustaría descongelarla, que vuelvan a primer orden. Andalucía ha vivido mucho tiempo en la desesperanza. Creo en una Andalucía en la que sus ciudadanos crean firmemente que se puede cambiar la realidad. Que los niños vaya sanos, vestidos y comidos al colegio todos los días. Aspiro a una Andalucía en la que la gente sea feliz y donde tengamos la capacidad de soñar con un futuro mejor y que los hijos no se tengan que ir a buscarse la vida fuera. A nivel personal,  ¿cómo lleva sus apariciones mediáticas, que la gente que le conozca por la calle? He participado de la política profana desde los 15 años, ahora mi exposición pública es mayor. En la medida en que me he comprometido a que mi vida política será limitada sé que tengo que dar el cien por cien y que luego llegará el tiempo de volver a mi vida normal y a dar clases. ¿Tiene algún miedo? El de defraudar a la gente, no responder a las expectativas y saber gestionar un movimiento de ilusión que se ha generado como hacía mucho que no existía en este país. Yo a los mercados financieros no les tengo miedo.

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