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Terminar Sevilla

A falta de mayor información sobre la ley de economía sostenible, a la averiguación se unen los deseos. Me gustaría que liderara -los modelos no se establecen a fuerza de leyes- un patrón de crecimiento intensivo en innovación, alta formación, calidad en el empleo, pero sostenible social y medioambientalmente...

el 16 sep 2009 / 08:23 h.

A falta de mayor información sobre la ley de economía sostenible, a la averiguación se unen los deseos. Me gustaría que liderara -los modelos no se establecen a fuerza de leyes- un patrón de crecimiento intensivo en innovación, alta formación, calidad en el empleo, pero sostenible social y medioambientalmente, fomentando no sólo las energías limpias sino una convivencia pulcra y solidaria. Nada que ver con el modelo vigente, incentivado desde gobiernos anteriores a ZP, pero al que su respuesta sólo ha sido, hasta ahora, el dontancredismo; su principal logro ha sido la ruina económica -menos unos pocos-, el desempleo y, sobre todo, un alto nivel de depredación del suelo, cuyas consecuencias pagarán generaciones.

Con el nuevo patrón debería avenir un nuevo modelo de ciudades, importante en las que el turismo ocupa una parte estratégica de su viabilidad; de hecho, algo que parece ocupar la cabeza de ZP es cambiar el agotado modelo turístico, amenazado no sólo por las crisis sino por los que han aprendido de nuestros errores. Afortunadamente para las ciudades, la peste del turismo residencial -y su consecuente depredación del medio, principal activo de esta industria-, ha castigado desgraciadamente a la costa. Pero el turismo en las grandes ciudades no debe ser un decorado de cartón piedra, en nuestro caso, jalonado de vestidos de faralaes, chistosos y capirotes. Las ciudades importantes atraen porque son atractivas para sus propios ciudadanos.

No necesitan estar en los folletos, están en nuestra retina, son visitables sin ninguna clase de promoción langostinera. Tienen vida, personalidad, son acogedoras, seguras, limpias, transitables, respetuosas con su historia, patrimonio, hijos, actividad económica, están bien gobernadas y son implacables con los catetos. Hay tantas recetas como momentos en su historia. Para Sevilla ahora toca una, la del metro: metros lineales de transporte público, metros cuadrados peatonales y metros cúbicos de aire limpio. Y agitado -no batido- de cultura, creación, negocios. Y terminar Sevilla es el mejor plan, el reto es hacerlo bien.

Licenciado en Derecho y Antropología

aroca.javier@gmail.com

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