Pablo Linares, presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, estaba haciendo unas fotos al monumento el viernes al mediodía para ilustrar un libro cuando le llamó la atención la llegada de una vistosa comitiva de cuatro vehículos de alta gama, algo poco habitual entre los visitantes del conjunto arquitectónico. De ellos bajaron una veintena de personas, de las que siete u ocho eran auténticos gorilas. Sabía que en cuestión de segundos vería a alguien importante, pero no imaginaba quién. Era Arnold Schwarzenegger. Sorpresa total. Fue casualidad que lo viera llegar. Si no estoy allí haciendo aquellas fotos, no me hubiera enterado de su presencia porque se trataba de una visita absolutamente privada. No nos llamaron para avisarnos ni para que les diéramos un trato especial. Se comportaron desde el primer al último momento como unos turistas cualesquiera, relata Canales, que, ni corto ni perezoso, fue a su encuentro. Enseguida se le puso por delante uno de los gorilas, que le pidió que se identificara. NI FOTOS NI AUTÓGRAFOS No sabían con quién estaban hablando; el amo del recinto, más o menos. Así que le dejaron unirse a la comitiva de un huidizo Schwarzy, al que muchos reconocieron a pesar del aspecto envejecido que lucía, sin maquillaje y con barba. También porque el grupo que le acompañaba era realmente llamativo. El actor no estuvo muy simpático con la gente, ya que rechazó las peticiones de fotos o autógrafos que le hicieron. No te preocupes, hombre, que yo soy más de Stallone, le reprobó con gracia un visitante malagueño que recibió un no de la estrella para posar con él. SAYONARA, BABY' Entre su llegada y su marcha, cuando fue despedido con frases de alguna de sus películas como sayonara, baby, la visita duró una hora y 20 minutos, bastante menos de lo habitual, ya que el recorrido de las instalaciones suele durar dos horas. Tras pagar las entradas y pasar por el arco de seguridad --sí, a Terminator también le pitó y también se tuvo que vaciar los bolsillos ante los agentes de seguridad--, vieron todo lo que se tiene que ver en el Valle de los Caídos. También la tumba de Franco. La verdad es que apenas intervine porque el guía les dio explicaciones muy neutras, muy artísticas, recuerda Canales. ¿Por qué fueron a ver el Valle de los Caídos --se pregunta el presidente de la asociación--. Pues no lo sé con seguridad. Quizás quiso ver un monumento que estaba al lado de donde rodó Conan el bárbaro en 1982. El exgobernador de California estaba la semana pasada en Madrid apadrinando la presentación de la Spartan Race, una durísima carrera donde los participantes deben salvar obstáculos y pruebas como redes, barras de equilibrios, lanzamiento de jabalina, carga de sacos, escalada con cuerda y muros resbaladizos. En cualquier caso, la actitud de Schwarzenegger y de sus amigos estadounidenses era de atención total. Se nota que les gustó la visita, comenta Canales, entusiasmado con la promoción que le dará el exgobernador de California para aumentar las más de 300.000 visitas anuales que tiene el Valle de los Caídos.