Cultura

Terry Gould: "El asesinato de un periodista es un mensaje para los demás"

El estadounidense Terry Gould aborda la faz más arriesgada de la información, la que cuesta la vida. Lo cuenta en su libro ‘Matar a un periodista’ (Libros del Lince).

el 30 oct 2010 / 18:37 h.

-¿En qué momento un periodista pasa a estar en el punto de mira?

-Todo empieza cuando el periodista se dedica a delatar los verdaderos motivos que mueven a los poderosos que controlan la estructura de poder. Por ejemplo, cuando en Colombia, Guillermo Bravo Vega delató al gobernador y explicó de qué modo aquel hombre poderoso medraba gracias a negocios que eran del gobierno, y los utilizaba secretamente en beneficio propio.

-Es curioso que ahora que el periodismo parece tener menos poder que antes, haya más periodistas asesinados. ¿Por qué?

-Eso ocurre cuando a los funcionarios que controlan a los gobiernos se les garantiza impunidad para actuar de forma corrupta, a cambio de apoyar al partido que controla el poder. En ese momento saben que pueden asesinar a quienes los critican, a los que los delatan, sin que eso tenga consecuencias. En países donde se dan estas circunstancias es mayor el número de periodistas asesinados.

-Lo más habitual es que los asesinatos queden impunes, pero, ¿queda algo de su ejemplo?

-Son como soldados en un campo de batalla. Cogen la bandera y siguen adelante, cargan contra el enemigo a sabiendas de que serán los primeros en caer. Pero también a sabiendas de que inspirarán el trabajo de otros colegas, que a su vez recogerán la bandera y seguirán su trabajo.

-Usted se ocupa en su libro de asesinatos premeditados, que son las tres cuartas partes, pero, ¿hay tantas diferencias entre estos y los asesinatos de periodistas en situaciones de guerra?

-Hay una diferencia fundamental, y muy grande. Las personas que amenazan y luego asesinan a un periodista están, de paso, enviando un mensaje a los demás periodistas. Les dicen: ‘Callad, no habléis de la corrupción ni de las fechorías que puedan cometer los gobernantes o poderosos, y salvaréis la vida'. Los corresponsales de guerra que mueren, en cambio, atrapados en el fuego cruzado del combate no son elegidos para ser blanco de un disparo o una bomba por su trabajo específico. No les amenazan. La gran mayoría de los periodistas que mueren por su trabajo no son víctimas de una guerra. Son sencillamente asesinados.

-La rusa Anna Politkovskaya solía denunciar la cobardía de sus compañeros. Pero, ¿pueden exigirse actitudes heroicas que a veces rayan el suicidio?

-Politkovskaya era una mujer extraordinaria. Predijo su muerte en el funeral de uno de sus colegas asesinados. Dijo: ‘Yo seré la próxima'. Y así fue. Mi consejo a los periodistas locales que denuncian lo que hacen ciertas personas muy peligrosas es que escriban de forma neutra, que cuenten los hechos que quieren dar a conocer.

-¿Qué es peor para el periodismo -no para los periodistas-, el control de los medios por parte de los grandes grupos económicos o la amenaza de muerte a los profesionales?

-Las historias no las escriben los grandes grupos de prensa, sino periodistas individuales que investigan una historia hasta el final. El mejor periodismo siempre lo escriben periodistas obsesionados por una historia, y no por organizaciones que pagan a alguien para que investigue tal o cual historia.

  • 1