Saburo Teshigawara explica su obra de manera pausada, desgranando un discurso de una enorme densidad. Luego, en el escenario, la filosofía cobrará vida en una danza que reta al peligro y hace de los cristales rotos la alfombra por donde pisan los bailarines de este Glass tooth.
Tras la visita del Real Ballet de Flandes la semana pasada, el Teatro Central no descansa en su empeño de presentar la mejor danza contemporánea. Hoy y mañana, a las 21.00 horas, es el turno de la Compañía Karas, un conjunto nipón fiel al escenario de la Cartuja y que en esta ocasión llega a la ciudad para estrenar en Europa su nuevo espectáculo, Glass tooth (Diente de cristal), en las que serán únicas funciones en España.
Teshigawara, máximo responsable de Karas, explicó ayer que la idea de la obra se le ocurrió cuando se preguntó qué sucedería si tuviera los dientes de cristal. "La sensación de imaginármelo me pareció fascinante, inusual y misteriosa". Es entonces cuando empezó a cobrar vida "este sueño raro" que es Glass tooth. "El vidrio es uno de los grandes inventos de la humanidad, está presente en nuestra vida de muchas maneras y a la vez es algo frágil y peligroso", dijo.
Creador de un estilo propio en el que afirmó no reconocer influencias ni escuelas, el coreógrafo y bailarín ha elaborado "un montaje arriesgado" en el que todos los participantes actúan descalzos sobre un escenario lleno de cristales que se irán fracturando con el peso del cuerpo de los bailarines. "El ruido de la rotura del vidrio es hermoso", comentó Teshigawara, quien también ha concedido una gran importancia al sonido de la respiración como otro de los elementos integrantes de la banda sonora del espectáculo.
El creador japonés aseguró que "con estos cristales se cambia la gravedad y el equilibrio, por lo que es como si bailara dentro del agua o en otro entorno como la luna", sugirió en tono poético. En la mismo línea, la bailarina Rihoko Sato, habitual de la compañía, aseveró que lo que más le motiva de su trabajo es que "con Saburo siempre nos vemos en terrenos desconocido, el escenario se transforma en un lugar inhóspito y absolutamente extraño".
Rodeados de luz y oscuridad, los miembros de Glass tooth llevan sus cuerpos "a situaciones extremas en medio de movimientos bellos y poderosos". Más cercano al concepto de performance que al de danza contemporánea al uso, Teshigawara advirtió que su nueva pieza es "totalmente abstracta y al mismo tiempo muy emocional". Alejado de cualquier tradición, el artista confesó que le interesa especialmente que sus piezas "puedan ser entendidas en cualquier lugar del mundo", por eso no emplea claves extraídas del folklore. "Todo lo que plasmo en escena sale de mi imaginación y de mi particular forma de experimentar la vida", aseguró.