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Tiempo de Esperanzas

La Macarena y la Esperanza de Triana arrancaron este sábado sus besamanos, que se prolongarán hasta el miércoles.

el 14 dic 2013 / 20:53 h.

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Esperanza Macarena (izda.) y Esperanza de Triana (dcha.). Esperanza Macarena (izda.) y Esperanza de Triana (dcha.).   FOTOGALERÍA. Besamanos de la Esperanza Macarena FOTOGALERÍA. Besamanos de la Esperanza de Triana   Se acerca la festividad de la Expectación y como cada 18 de diciembre las Esperanzas descienden de sus altares para salir al encuentro de sus fieles. Este sábado arrancaron los besamanos de las dos grandes Esperanzas de Sevilla y también el de la Virgen de la O, en la calle Castilla. Expectación, y mucha, había en la Resolana por admirar el montaje que la nueva priostía de la Macarena había preparado para su debú en los cultos de diciembre. Minutos antes de las nueve de la mañana abría sus puertas la Basílica de la Macarena. Alí aguardaba ya en el presbiterio, a ras de suelo, la misma moza de San Gil que a primeros de diciembre sorprendió a todos con su vestimenta de Inmaculada apocalíptica y su aurelola de plata. Para este besamanos la dolorosa viste el manto de la coronación y saya burdeos. En su camarín, como suele ser habitual, figuraba el sillón vacío, pero esta vez no había escaleras para descender hasta el presbiterio. El altar mayor de la Basílica aparecía parcialmente oculto por una enorme cortina roja que caía desde el medallón más alto del retablo, en el que está representada la paloma del Espíritu Santo, dejando al aire el cuerpo superior del retablo, las doradas columnas y la embocadura de plata del camarín de la Virgen, donde se creaba un curioso efecto de neblina por las continuas vaharadas del incienso que se quemaba en su interior. Bajo el camarín, enmarcado por dos candelabros (mecheros) del paso de la Virgen del Rosario, se había dispuesto la peana dorada de la titular gloriosa de la corporación. El montaje, realmente espectacular, encubre un “mensaje iconográfico”, según explica el prioste de la Esperanza y creador de la composición, Fernando Marmolejo Hernández. “Es el Espíritu Santo, situado en lo más alto del retablo, el que derrama su gracia sobre la Virgen de la Esperanza y sobre todos nosotros” a través de unas guirnaldas de flores que ribetean los perfiles del altar mayor por donde va cayendo esa cortina. “Las flores se derraman, de arriba a abajo del altar, sobre las pilastras, por las columnas y por el retablo entero”, creando realmente esa sensación de que la gracia del Espíritu Santo se derrama sobre la Virgen y sus fieles. Aunque el autor no lo diga, el montaje del besamanos de la Macarena encierra también un guiño a su padre, el recordado orfebre Fernando Marmolejo Camargo, artífice del camarín de plata que sirve de joyel a la Esperanza. Así, la Virgen lucía el manto de la coronación, que diseñara Fernando Marmolejo, escoltando el conjunto dos credencias de plata repujadas también por su padre. Durante este primer día de besamanos el trasiego de fieles fue constante en la Basílica, colas que sólo se vieron interrumpidas durante la celebración de las misas. Entre los millares de besos que se estamparon en las manos de la Esperanza figuraron también los de los aquellos hermanos más veteranos de la hermandad que, en número de casi medio centenar y por quinto año consecutivo, pudieron asistir al besamanos de su Virgen gracias al Programa de Veteranos Macarenos por el que los más jovenes de la hermandad se encargan de recogerlos en sus domicilios para que compartan unas horas de convivencia en la Basílica. Los veteranos macarenos disfrutaron asimismo de una merienda navideña, la proyección de un vídeo y la lectura de dos textos alusivos a la Esperanza y a la tercera edad, así como de la participación de un coro de campanilleros. Por su parte, en la calle Pureza, las puertas de la capilla se abrían a las diez de la mañana para mostrar a los fieles una Esperanza arrebatadora. Bajo la luz de las cinco lámparas de araña que colgaban desde lo más alto del templo, ataviada con el manto de Juan Antonio Borrero, la dolorosa trianera aparecía en el presbiterio de su coqueta capilla enmarcada por un bello montaje presidido por un dosel y escoltado a su vez por dos credencias. Es la primera vez que estas piezas salían de Carrión de los Céspedes, cedidas para la ocasión por la hermandad de Consolación. La Esperanza aparecía además escolatada por dos bellísimos candelabros de plata, obra de Villarreal, propiedad de la colección de Mariano Bellver, según informó el prioste de la hermandad, José Antonio Sevillano. En Triana aguardan con impaciencia la llegada del cardenal y arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, que el miércoles predicará en la capilla de los Marineros la función solemne en honor de la Esperanza, templo que no pisaba el franciscano desde hacía décadas, no así la parroquia de Santa Ana. Hoy continuarán los besamanos en honor de las Esperanzas, a los que se sumará desde esta mañana el de la Virgen de Gracia y Esperanza de San Roque en el convento de San Leandro.

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