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Timos para tiempos de crisis

Los estafadores ya no buscan la avaricia de las víctimas: el anzuelo ahora es un puesto de trabajo.

el 11 oct 2010 / 17:45 h.

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"Las empresas que realizan fraudes telefónicos se están aprovechando de que hay gente desesperada por culpa de la crisis, y están agudizando sus estrategias para hacer creer al consumidor que son ofertas de trabajo reales", asegura Enrique Piñero, miembro del gabinete jurídico de la federación de consumidores Facua. Si antes el anzuelo se dirigía a la avaricia de quien buscaba dinero fácil y rápido, ahora el perfil del estafado es el del parado ansioso por lograr un empleo.

Facua acaba de denunciar diez anuncios fraudulentos que buscan timar a demandantes de empleo con distintos tipos de oferta: a algunos se les ve el plumero: "gane 1.500 euros trabajando en casa: 902 933 425", o "manualidades desde el hogar: confeccione cómodamente muebles, collares, puzzles, mecheros, llaveros... Ingresos 1.600 euros asegurados. 902 013 249". Otros son más discretos: "Se necesita personal de limpieza, mantenimiento, recepción, camareros, administrativos, cocineros. 905 455 130".

El truco está en que el interesado debe llamar a un número de tarificación especial, con prefijos que empiezan por 8, los más caros para quien llama porque el que recibe la llamada gana dinero. Son los que emplean los echadores de cartas o adivinos. Lo habitual es que para estas ofertas los disfracen con un 902, pero al llamar remitan a otro número más costoso. "Te preguntan el nombre, el número de la seguridad social, los datos del currículum... lo típico para una selección laboral", explica Piñero. "El problema es que nunca acaba, te dicen que hay un problema para grabar los datos y te hacen esperar, te mantienen al teléfono como si consultaran datos con otra persona...". Estas llamadas, por su alto coste, tienen un tope de duración de 30 minutos, en los que el consumidor puede gastarse hasta 46 euros. En algunos casos, cuando la llamada debe terminar, se le dice al pardillo que no se ha podido terminar el proceso de selección y que si quiere figurar en la base de datos de la empresa tiene que volver a llamar. Facua conoce un caso en el que el consumidor llamó hasta tres veces, esa vez para recoger un paquete.

Los timos del teletrabajo conviven con otros que vivieron su auge hace años y cuyo modus operandi no consiste en llamar a un teléfono de tarifa especial, sino en adelantar dinero para conseguir lo que parece una ganga. Están el coche de lujo baratísimo, porque su dueño se ha tenido que ir a trabajar a Londres y quiere deshacerse de él con urgencia; o la casa que se alquila tirada de precio pero para la que se exige una fianza antes incluso de visitarla. Y aunque parezca mentira, algunos siguen picando cuando reciben el correo de un desconocido de un lejanísimo e ignoto país, que dice haber heredado una inmensa fortuna, pero no puede cruzar las fronteras con ella porque sufre una persecución política. Pide un número de cuenta para ingresarla a cambio de la mitad del botín, pero antes de ello comienzan a surgirle necesidades urgentes y reclama dinero para ultimar el papeleo que le permitirá convertirse en millonario y compartir ese dinero con quien lo ayude enviándole esos anticipos.

Entre todos, el que sigue siendo más peligroso es el que pide la mediación del incauto para recibir grandes cifras en su cuenta bancaria y luego ingresarlas en otra a cambio de una comisión, un negocio que suele ocultar blanqueo de dinero procedente de oscuras actividades y puede acarrear penas de cárcel.

Ante estas ofertas, Facua recomienda no fiarse demasiado, ser precavido: "Hay que desconfiar de ofertas demasiado suculentas, sobre todo si ofrecen dinero fácil por trabajos muy sencillos. Hay que tener una actitud crítica para evitar el timo".

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