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Tirar la piedra y esconder la mano

No porque sea una práctica generalizada e impune hay que resignarse y padecer inmisericordemente algo que viene a ser habitual en los medios de comunicación. Me quiero referir a dos periodistas que, en el uso legítimo de su derecho a la libertad de expresión...

el 14 sep 2009 / 23:22 h.

No porque sea una práctica generalizada e impune hay que resignarse y padecer inmisericordemente algo que viene a ser habitual en los medios de comunicación. Me quiero referir a dos periodistas que, en el uso legítimo de su derecho a la libertad de expresión, han dejado caer en sus columnas o páginas web determinados comentarios que van más allá de la mera interpretación de unos hechos o la simple muestra de una opinión, más o menos acertada, pero fruto de una reflexión personal e intransferible.

A uno de ellos le quiero decir que en su magnífico periódico los dimes y diretes tienen poco recorrido cuando se escriben medias verdades e insinuaciones sin fundamento. Que yo sepa, el maestro don Antonio Burgos nunca ha recurrido a ese marujeo periodístico ni, por supuesto, un ejemplo de prudencia y serenidad como es José Antonio Zarzalejos presta su pluma para alimentar insidias y bulos.

Al otro, que mezcla información y opinión, pasión y vísceras, resulta que, en un acceso de fogosa exaltación, afirma hechos que nadie ha contrastado y además reitera en su página personal de internet. Mal camino llevamos.

Y ya que hablamos de opiniones, ¿qué le parecerá a un sector del beticismo, interesado en que las cosas vayan mal, que nuestro primer equipo vaya saliendo del agujero de la clasificación? ¿Pensarán que "cuanto peor, mejor"? En fin, veinticinco puntos como veinticinco soles. Y ahora, a ganar el sábado a un adversario directo, el Deportivo de La Coruña.

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