Comienza la cuenta atrás y, como un cohete de la NASA, o despegamos o explotamos y no salimos del garaje. Imagínate un viaje de Julio Verne al centro de la tierra sin billete ni ná. Hundirnos por la cara parece ser el destino desde hace ya unos años, pero prefiero pensar que todo esto no es más que un mal sueño y que no será eterna esta pesadilla que no nos deja dormir tranquilos. Ante el Athletic de Bilbao tenemos que echarle el resto si todavía se puede echar más, ya que no es cosa del entrenador ni tampoco de los jugadores. Sólo estamos en manos de la diosa fortuna y de que nos toque con su varita mágica. Eso y mucha lucha hasta el final son los únicos remedios que le veo al papelón que se nos presenta.
El otro día vi el derbi en Belmez de Jaén, donde está la casa en la que se aparecen las caras. Y pa cara la que se les quedó a los madridistas y, por supuesto, a mí también al ver el baño que le estaba dando el Barcelona, todo un lujo de profesionales haciendo bien las cosas, como una película perfecta con un final feliz. Ojalá el Betis tuviera la mitad de complicidad en sus jugadores, un ejemplo a seguir por muchos, pero para afición como la nuestra ninguna. Siempre está apiñada como balas de cañón.
OH, oh, oh, no busques más que no hay. Nos vemos en el Gol Sur.
