El discurso del nuevo "míster" parecería seguro si no fuera porque muchos de los miembros de su propio equipo no confían en la eficacia de la nueva propuesta de juego. Quienes le critican creen que sería más eficaz, y respondería mejor a la esencia del equipo, seguir tirando por la banda derecha. Pero el entrenador renovado, a pesar de la desconfianza, insiste en intentar un nuevo juego por el centro. El problema es que los descartes, y él ha hecho muchos, crean muy mal ambiente, sobre todo si los defensores del viejo estilo siguen como reservas. Como siempre, serán los goles, las victorias, las que decidirán si acierta o su apuesta acaba costándole caro.
De todas formas, la defensa y ataque de este nuevo equipo es todavía una incógnita, aunque los fichajes pueden darnos pistas. Parece que hay buenos jugadores y jugadoras procedentes de la cantera y que se va a acabar con la táctica de intentar romper piernas al contrario. Un viejo juego, que apoyó sin reservas quien ahora quiere cambiarlo, porque ha llegado a la convicción de que aquel sistema les generó tal rechazo, entre los indecisos, que muchos acabaron eligiendo la camiseta del contrario. Entre tanto, el rival que venía jugando por la banda izquierda, empieza también a escorarse. Se detecta una clara tendencias a llevar su juego al centro. De insistir en algunas renuncias de su estilo puede acabar haciéndole perder identidad. En definitiva, podemos encontrarnos una inflación de jugadores en el ese "mágico centro", lo que dará un margen de juego muy pequeñito y con pocos goles. A ver lo que dice la afición.
Periodista. opinion@correoandalucia.es
