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"Toco con el corazón y me da igual el boom de la música celta"

el 21 oct 2012 / 18:38 h.

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El violinista escocés Alasdair Fraser actúa esta noche en la Sala Malandar.
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La música celta abarca una realidad mucho más amplia de lo que los reduccionismos de faldas escocesas y bailes tabernarios parecen imponer. Uno de sus más grandes valedores, el violinista, más exactamente el tañedor de fiddle (violín celta) Alasdair Fraser –muy popular por sus intervenciones en las bandas sonoras de El último mohicano y Titanic– recalará esta noche en la Sala Malandar (entradas, 18 euros)junto a su compañera desde 2007, la violonchelista Natalie Haas. En su haber tienen tres discos que representan una de las aventuras más felices de la música étnica. Nadie debería desanimarse porque su concierto sea un lunes. La ocasión bien lo merece.

Highlander’s Farewell, su tercer disco junto a Natalie Haas, es el álbum que motiva esta gira. ¿Supone el punto y final del dúo o sólo un peldaño más en su carrera conjunta?

–Me encuentro totalmente a gusto en el escenario con Natalie, porque a los dos nos encanta explorar la música en todas las vertientes, descubrir los tesoros que oculta y sumergirnos cada vez más profundamente. Esto es un camino que podemos hacer con el violín y con el chelo, y que es más difícil cuando participas con más instrumentos. Me encanta también hacer proyectos de vez en cuando con más instrumentos, pero por el momento este formato me aporta muchísimo y de hecho ya estamos trabajando en nuestro próximo álbum.

–La Sala Malandar es un espacio más relacionado con el pop y el rock que con la música étnica. ¿Condicionará esto su concierto de esta noche?

–Por supuesto. No es lo mismo actuar en un teatro con la gente sentada que en una sala donde todo el mundo está de pie, no es lo mismo un público acostumbrado a tu música que un público que nunca te ha escuchado… Nosotros siempre escuchamos la energía que se respira en la sala y nos adaptamos a ella con nuestro repertorio, escuchamos si tienen ganas de bailar, o de oír atentamente la tradición celta, si están cansados, o llenos de energía…

–Después del boom de la música celta años atrás unos pocos grandes nombres han sabido mantenerse, entre ellos, usted. ¿Quizás debe su éxito a trabajar la música celta de una forma, digamos, purista?

–No estoy del todo de acuerdo. Siempre me he basado en la tradición celta, pero he bebido también de otras fuentes. En realidad, no me importa el boom de la música celta, ni quiénes son los que se mantienen. Mis raíces están basadas en la tradición, pero mi corazón también. Y cuando haces las cosas con el corazón, no importan las modas. Lo que yo valoro ante todo, y lo que intento seguir, es crear nuevos caminos desde el respeto a la tradición. Ser un viajero musical flexible y respetuoso, y un amante de lo que haces.

–Su escuela, Crisol de Cuerdas, enseña en España a tocar el fiddle. ¿Qué interés hay aquí por este instrumento?

–Vienen alumnos de muchos lugares del mundo. El sistema no se basa únicamente en la enseñanza. Yo lo veo más bien como un “compartir” de la pasión musical. La música es mucho más grande que nuestros intereses, y cuando la gente viene busca compartir su alma con los demás, dar y recibir.

 

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