Desde Cervantes en El Quijote, hasta Unamuno y Ortega y Gasset con su famoso «yo soy yo y mis circunstancias», la filosofía y ciencias sociales que estudian el comportamiento humano tienen claro que éste es una combinación de factores genéticos y ambientales. Si algo dejaron claro ayer los profesionales que abrieron el XXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del niño y del adolescente (Sepypna) es que entre esos factores ambientales, la familia juega un papel esencial. «La socialización del niño empieza en la familia y solo puede tener relaciones fuera cuando ya cuenta con ese bagaje familiar», asegura la psiquiatra y psicoterapeiuta del Instituto hispalense de Pediatría María del Carmen Saavedra. «Todas las cosas que ocurren en el núcleo familiar tienen unas repercusiones en el desarrollo de los niños», insiste María del Valle Laguna, psicóloga y psicoanalista especializada en la infancia y la adolescencia. Unos 350 profesionales de la Psicología y la Psiquiatría infantil y juvenil participan, hasta el sábado, en el XXVI Congreso Nacional de Sepypna, bajo el lema Niños, adolescentes y su entorno. Intervenciones preventivas y psicoterapéuticas. Durante el mismo, analizarán casos clínicos de atención a menores con trastorno de conducta, de déficit de atención e hiperactividad, alteraciones emocionales, del sueño o la alimentación, entre otros, tras los cuales con frecuencia hay experiencias o situaciones de su entorno, especialmente el familiar. Los trastornos de conducta afectan a entre un 10 y un 20% de los menores. El congreso comenzó ayer con dos talleres previos. María del Carmen Saavedra impartió junto a su colega del centro de salud mentaI infantil y juvenil de Gràcia de la Fundación Eulàlia Torras de Beà en Barcelona, Mercè Mabres el dedicado a las Alteraciones del vínculo y separaciones familiares.Consecuencias clínicas, centrado en «cómo la vinculación primera con los padres repercute en las relaciones posteriores del niño y adolescente con los amigos o parejas».
Hay situaciones en la que está muy «documentado» la influencia familiar, como en el maltrato, donde existe un alto porcentaje de maltratadores que son hijos de agresores. Y pasar mucho tiempo solo o el aislamiento que provoca el abuso de la televisión o las nuevas tecnologías «al cabo de los años dan patologías mentales» o hacen saltar a la vista algunas que tienen origen genético pero que salen a flote antes, como el Síndrome de Asperger, por la tendencia al aislamiento que conlleva y que las nuevas tecnologías facilitan.
Ese aislamiento social es uno de los principales trastornos de conducta que mayor auge está experimentando y para Saavedra su incrementó no ha comenzado tanto con las nuevas tecnologías como con el trabajo fuera de casa de ambos progenitores.La psiquiatra pone el dedo en la llaga al apuntar al ejemplo de los países nórdicos que amplían la posibilidad de la baja maternal hasta dos años reservando el empleo y sus hijos «tienen una crianza fantástica». Considera que en nuestro país se ha apostado por una escolarización excesivamente temprana, desmitificando ideas como que los niños que van a la guardería son más sociables ya que «con meses no están preparados para socializarse pues casi no distinguen a los conocidos de los desconocidos».
El taller de la psicóloga y psicoanalista María del Valle Laguna impartido junto a la psicóloga clínica Marta Báez se centró en la Transmisión transgeneracional de identificaciones simbióticas, y subrayó cómo influyen en la formación de la identidad de los niños las actitudes parentales de dejadez o sobreprotección a través de un caso clínico de un niño de 6 años con alteraciones del sueño y la alimentación por una conducta de sobreprotección.
Laguna alertó de la influencia de los nuevos modelos de familia en aspectos como «la construcción de las identidades de género», aunque es algo aún por investigar porque es ahora cuando sus efectos se están empezando a notar. Y también aludió al efecto de las nuevas tecnologías al pensar que «con la comunicación on line y global, los ideales, valores y cultura en el futuro puede que no vengan tanto del núcleo familiar como de la sociedad global».
