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¿Todos los hermanos son iguales?

El nuevo decreto de escolarización amplía los privilegios para lograr plaza a los hijos adoptivos con hermanos matriculados, pero también a los que fueron expulsados.

el 01 dic 2009 / 21:04 h.

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Tres niños -Pedro, Diego y Juan- piden plaza en un colegio del centro de Sevilla. Los tres tienen los mismos puntos por domicilio familiar (10) y, por tanto, las mismas posibilidades de entrar. Pero no hay plazas para todos, así que la Junta obliga a sortearlas. Tras el sorteo, entran Pedro y Diego, pero Juan se queda fuera. La escolarización en Andalucía siempre ha sido así hasta este punto, pero algo cambiará el año que viene: resulta que Juan es hermano de Diego y, aunque no le tocó la plaza en el sorteo, en cuanto Diego logró entrar, inmediatamente le dio a Juan 13 puntos más por tener un hermano matriculado. Y de repente se montó con más puntuación que ninguno para acceder al centro.

Hasta este curso un niño podía beneficiarse de tener un hermano en un colegio. Ahora podrá beneficiarse incluso antes, porque si los dos acceden a la vez a una misma escuela, con que sólo entre uno, ya habrá entrado el otro. Éste es un matiz muy novedoso del nuevo decreto: el agrupamiento de hermanos se aplica para los que acceden al mismo curso y para los que tienen edades distintas. Pero también es un matiz algo polémico, porque plantea varias dudas. Por ejemplo, si en igualdad de condiciones, las familias con dos o más hijos tendrán más oportunidades de lograr la plaza que quieren que las familias con un solo hijo. O, ¿qué pasará después de que el alumno que obtiene una plaza en el sorteo permite entrar a su hermano? ¿Se expulsa al que accedió en primer lugar, porque ahora tiene menos puntos que los dos hermanos? ¿O se sube la ratio para que todos se queden dentro?

La Consejería de Educación inició ayer el procedimiento de urgencia para tramitar el nuevo decreto de escolarización, que cambiará las normas para acceder a un centro escolar a partir del próximo curso. Las modificaciones se centran en un único artículo: el criterio de hermanos matriculados, que a partir de ahora será el que más peso tenga, más incluso que la cercanía de la vivienda al centro escolar, que hasta ahora había sido el factor determinante. Los hermanos matriculados computan ahora seis puntos, y desde el año que viene llegarán hasta 13.

Al final, la consejera Mar Moreno ha descartado redefinir el criterio de familia monoparental, como le habían pedido algunas delegaciones provinciales, por la "indeterminación de la definición de monoparental". El resto del baremo se mantiene: 10 puntos por domicilio familiar y laboral, seis puntos por vivir en una zona colindante, dos puntos por familia numerosa y/o monoparental, uno por tener un padre o madre trabajando en el centro y entre 0,2 y dos puntos por renta y por alguna discapacidad del alumno o de su padre.

La nueva escolarización evitará que dos hermanos vayan a colegios distintos, algo que hace prácticamente inviable la conciliación de la vida familiar y laboral de los padres. La consejería reconoce que todavía se dan bastantes casos en los que dos hermanos estudian cada uno por un lado. Ocurre con hijos de padres separados y con familias que al mudarse y cambiar de dirección pierden los puntos por cercanía al colegio para que su segundo hijo estudie en el mismo centro que el primero.

Educación ha cubierto toda la casuística y además ha ampliado la prioridad en la escolarización para que, por primera vez, también se beneficien de tener hermanos en un centro "las personas sometidas a acogimiento familiar permanente o preadoptivo legalmente constituido dentro de la misma unidad familiar". Sin embargo, los nuevos privilegios de escolarización que ofrece tener hermanos matriculados tienen un doble filo. También podrán beneficiarse de los 13 puntos los hermanos de aquellos alumnos que han logrado la plaza en los tribunales.

En Sevilla, por ejemplo, actualmente hay más de 300 estudiantes que están escolarizados en algún colegio concertado católico gracias a las medidas cautelares impuestas por un juez. La permanencia en el centro de estos chicos está condicionada. Depende de que un juez determine si su familia falsificó o no los datos de su matrícula para entrar. Pero hasta que llegue el juicio y se demuestre si cometió fraude -y esto puede prolongarse hasta cuatro años- el niño puede seguir dentro. Si al final, el juez concluye que mintió le retirará los puntos que fraudulentamente le dieron la plaza. Pero, ¿qué pasará con su hermano?

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