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Tom Cruise y el sexo laboral

Elevados niveles de testosterona, el tamaño importa y al final con el corazón «partío»

el 16 nov 2009 / 22:19 h.

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Dos señoras con batas celestes enrolladas bajo el brazo se acercan corriendo al bullicio que se ha formado justo a las puertas del céntrico y lujoso hotel Alfonso XIII, en Sevilla.

Quieren ver, pedir autógrafo y fotografiarse con una estrella. Será él, no será. Se van con caras de decepción, se han enterado por algún chófer que quien allí acude no es ningún guaperas, sino Cándido Méndez, secretario general de UGT, guapo de su casa para adentro, el actor Tom Cruise lo es para afuera, pero todavía no ha llegado para rodar en una capital, la andaluza, que ya tiene medio colapsada.

Como es su costumbre, apenas rota cuando tiene que acudir a la Zarzuela -donde reina el protocolo real-, acude Méndez sin corbata pero con chaqueta a la conferencia de Los Diálogos de El Correo, y ha conseguido arrastrar a multitudes -él y el presidente andaluz, José Antonio Griñán-, no de fans, sí de asistentes: políticos, empresarios -al frente de ellos, el patrón regional, Santiago Herrero-, sindicalistas de UGT y de Comisiones Obreras -entonan Amigos para siempre- y la llamada sociedad civil.

Presenta al conferenciante el secretario general de UGT en Andalucía, Manuel Pastrana. Emotivas palabras -"Cándido Méndez, hombre el sur, es uno de los grandes valores" del sindicalismo español- y más emotivo aún si cabe el sincero abrazo en el que se funden estos dos líderes del trabajo. "Manolo, muchas gracias. Tienes mi reconocimiento y también mi afecto por tu fortaleza personal" y "tu empeño y compromiso pasado, presente y futuro" en la defensa de la clase trabajadora. Fue la respuesta, y mención especial al "compañero y amigo" Francisco Carbonero, secretario general de CCOO-Andalucía.

Error del ponente. Al felicitar a este periódico por sus 110 cumpleaños, recuerda que en 2008 los celebró UGT. Sin embargo, no fueron 110, sino 120, contemos a partir de 1888 y a ver cuántos salen. Pequeño desliz y no coquetería de quitarse edad.

Se calienta. Habla de los causantes de la crisis financiera y económica mundial y "me temo" que han encontrado ya a su "chivo expiatorio" en el estafador Bernard Madoff, condenado a 150 años de cárcel. Y culminada la purga, "mirarán hacia adelante", aquí no ha pasado nada.

Con mucha sorna menciona al presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, cuando relató -con sorna también, suponemos- que la crisis la había desatado una entidad superior (¿Dios?) y recordó un estudio de una escuela de negocios de Chicago que, en septiembre pasado, sugería que el origen estaba en los niveles elevados de testosterona, que incitan al riesgo y la especulación. Bromeó. Es decir, que, si al mando hubieran estado mujeres, la coyuntura no hubiera empeorado, pero ellas, al igual que los hombres, "no son infalibles".
Sigamos con las connotaciones sexuales, aunque vamos a robarle los sueños a esta mujer directiva presente en el salón y que ha prestado el ventanal de su despacho -Plaza de San Francisco- para las cámaras del rodaje, pero por él no ha entrado Tom, sino su doble -es más arriesgado y cobra menos que su principal-.

"El tamaño sí que importa", se le oye decir al líder sindical, quien intencionadamente busca la sonrisa del auditorio, y vaya si lo ha conseguido, en referencia, eso sí, a la dimensión de la empresa española, pues al ser muy pequeña -micro- e intensiva en mano de obra, no alcanza ni la competitividad ni la productividad de las grandes, y he aquí que se cae más pronto el empleo.

Le gustó a Cándido Méndez la película Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo (1993, española, Jorge Sanz y Verónica Forqué como protagonistas), o al menos la evoca al hablar, aunque sin mencionarlos, a empresarios y algunos partidos políticos que dicen "reforma laboral" y, en verdad os digo quieren decir despidos, advirtió.

Y entre Gobierno central y sindicatos, ni sexo "ni luna de miel". Hasta la saciedad ha explicado el secretario general de UGT que al Ejecutivo del socialista José Luis Rodríguez Zapatero no le hacen, a pesar de la crisis, una huelga general puesto que ha quedado demostrado en estos difíciles tiempos su firme compromiso con los desempleados y, por tanto, con la protección social.

Y, acto seguido, lleva su mirada en derredor de la sala buscando a quienes siguen emitiendo "el soniquete" de una movilización general para "llevarlos así" más fácilmente al poder, y una vez asentados recortarán los derechos laborales y la protección de los trabajadores. Dénse por aludidos los que quieran. "¿Eso de que estamos comprados por el Gobierno". Falsedad entre falsedades, absoluta falsedad.

Superado el sexo -a Cándido no le pega su propio nombre-, no hay conferenciante que se precie que no saque a colación los agraciados atributos políticos de Barack Obama, presidente de Estados Unidos. Méndez no iba a ser menos y alabó los planes del mandatario para otorgar más protagonismo a los sindicatos y a la negociación colectiva "como mecanismos para redistribuir en ese país la riqueza", al constatar que las desigualdades han crecido en la primera potencia.

Termina Cándido Méndez con el "corazón partío", no por mujer alguna, sino por el fútbol. Es madridista, pero se siente ahora muy cercano al Alcorcón -es mentar la soga en casa del ahorcado- ya que su entrenador, Juan Antonio Anquela, fue jugador del Jaén, segunda patria del sindicalista tras la extremeña.

Bullicio de despedida se forma en el hotel. Y Cruise sin llegar.

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