Si los efectos del vudú fueran reales, está claro que Zapatero, Rajoy y los presidentes del BBVA y Banco Santander respectivamente, Francisco González y Emilio Botín, aun dedicarían su tiempo a retirar restos de tomate de su cara. De eso se trataba la protesta que organizó hoy la Plataforma Sindical y Ciudadana de Sevilla. Ante la impotencia de la crisis, ellos lanzaron tomates a los que creían culpables de ella, para reivindicar el reparto de la riqueza y rechazar la reducción de derechos sociales.
Allá donde convergen la Plaza de San Francisco y la Avenida de la Constitución, una a una, hasta que se acabó la hortaliza, fueron cayendo las fotografías de sus responsables de la crisis. Con un incisivo animador del evento, que leyó el manifiesto de la protesta, los participantes olvidaron la vergüenza inicial para jugar al balonmano con tomates y derribar así a políticos y banqueros, quienes, según ellos, crearon la crisis para luego olvidar al ciudadano.
El ambiente distendido del evento y el agradable olor del tomate, con recuerdos a tostada, hizo olvidar a los asistentes las penurias económicas y reírse, único remedio ante la imposiblidad de hacer algo para remediarlas.