- ¿Qué es lo que de verdad importa según Toni Nadal?
- Pienso que teniendo determinados valores puedo tener una vida mejor, valores conocidos por todo el mundo, como respeto, responsabilidad, esfuerzo, ilusión, la familia, los amigos. Asocio todo eso al éxito que pueda tener en la vida profesional y personal. Es verdad que Rafael se dedica a una cosa muy simple como es pasar una pelota por encima de una red pero lo puede hacer de una manera o de otra. Puedes basar este éxito en el esfuerzo y en el talento, pero después puedes actuar en la vida de una manera o de otra.
- Deduzco que entrena a su sobrino para ser el mejor en la pista y fuera de ella.
- No exageremos con Rafael. Como tenista es uno de los mejores del mundo, como persona no es de los mejores del mundo. Nunca pensé en hacer de él una persona modélica, pero siempre busqué que al menos no fuera un mal ejemplo para la sociedad y que una cosa fuese a la par con la otra. Cuando era niño vi que tendría un gran futuro en este deporte. No es verdad que para llegar arriba en los negocios, en el deporte o en la cultura haya que pisotear a los demás, no sé hasta qué punto, pero seguro que a Rafael su educación le ha ayudado a tener éxito. Y ser buena gente siempre te facilita las cosas.
- Rafa es un chico con la cabeza bien amueblada.
- No es fácil digerir en la vida las distintas situaciones sin una buena formación, más si hay una combinación de fama, dinero y acceso fácil a muchas cosas. Le he tratado de inculcar mi forma de ver las cosas, pero su educación también depende de que es una persona correcta. Lo que hay que tener claro es que el éxito es pasajero. Cuando uno es joven y tiene el éxito que él ha tenido es fácil despistarse y convertirse en lo que no eres en realidad. Él es un muy buen jugador de tenis pero nada más. Si a los diez años tus padres te permiten según qué cosas porque eres campeón de España, a los doce porque eres campeón de Europa, es difícil que a los 18 años no te creas el rey. Hay que ir asumiendo el éxito con naturalidad para poder después mantener los pies en el suelo.
- De ahí que no se haya comprado un coche hasta hace dos años, o aquella anécdota de la mariscada.
- Me gusta la discreción, la austeridad. Rafael no se compró un coche hasta 2008, después de ganar Roland Garros. Eligió uno de alta gama, aunque yo le aconsejé otro. Con 16 años ganó un torneo en San Juan de Luz. Yo había cenado en el hotel con un amigo y a la mañana siguiente me contó que se había ido a comer una mariscada para celebrarlo. Le dije que lo que le correspondía a su edad era comerse una hamburguesa. Entonces ya ganaba bastante dinero en contratos publicitarios. Las cosas siempre le han ido bien, tiene una familia que siempre ha tenido más o menos dinero, pero en la vida hay que ir despacio y aguantarte. Desde que empezó a hablar de comprarse un coche hasta que lo hizo pasaron varios años. Él encaja bien estas cosas. No el que más consume es el más feliz. Las cosas que merecen la pena son las que cuestan trabajo de conseguir, ahí está el placer.
- Dicen que es duro y exigente.
- Soy poco dado a los elogios y no concibo trabajar sin ilusión, con buena cara, estar constantemente agradecido a lo que tenemos, y eso ha sido el compromiso de cada día. El esfuerzo lo supongo, porque lo que no puede ser es que yo vaya a entrenar a Rafael y él no se esfuerce, que no esté el agradecimiento de que una persona se haya preocupado por él. Nunca hemos tenido problemas en ese sentido, aunque hay momentos en que las situaciones personales o anímicas exigen que el trabajo disminuya un poco.
- ¿Que sea su tío nunca ha sido un problema?
- Durante algún tiempo para Rafael fui una carga pesada, porque como tío actuaba casi como padre en el tenis, y como tal me pasaba igual que a los demás padres, que tenemos tantas ganas de que el niño triunfe y por otro el miedo a que no lo haga nos hace perder los nervios en más de una ocasión, exigiéndole más de la cuenta cuando no toca.
(Lea el resto de la entrevista en El Correo de Andalucía)