Los vehículos que transitaban al mediodía de ayer por la Resolana no daban crédito a lo que veían. "¡Un paso en un camión!" Sí, como oyen. El conductor del tráiler no paró de dar explicaciones desde la ventanilla: "Es el paso de Torrelanca", advertía a los curiosos que requerían aclaración sobre tan sorprendente mercancía. Suerte que contaba con la ayuda del hermano mayor, Luis Miguel González, que, en el papel de copiloto, disfrutó como un niño de este traslado histórico como antesala de la participación de la cofradía en el Magno Viacrucis del domingo.
Pasaba la una de la tarde cuando el viaje alcanzaba su destino "a las puertas de Sevilla". La bajada del paso del Cautivo levantó un gran revuelo delante de la Basílica de la Macarena, donde había gente esperando un concierto de la agrupación musical Virgen de los Reyes. Llegaba pues la hora soñada: por primera vez los costaleros de Torreblanca racheaban por el adoquinado del Centro. Más de uno se quedó inmóvil, incluidos algunos miembros de junta que no pararon de echar fotos en las que inmortalizar la mudá.
Las andas se adentraron bajo el Arco de la Macarena en busca de la que durante esta semana será la casa de Torreblanca en el Centro: la iglesia de Santa Marina. En cuestión de segundos se formó una bulla en la delantera del paso, entre costaleros, vecinos del barrio y bastantes curiosos. Fue entonces cuando se acercó el delegado de Vísperas (hermandades de Viernes de Dolores y Sábado de Pasión), José Manuel Rodríguez. A su encuentro salió el hermano mayor de Torreblanca, que le exclamó: "Ahora sí que estamos entrando en Sevilla". También en el Arco estaba una representación de la Resurrección, hermandad que mora en Santa Marina y que desde primera hora ofreció su templo a esta corporación tan alejada.
A las órdenes de Manuel Rocha, el paso discurrió por San Luis, San Gil y Pumarejo "tomando las calles romanas de la Macarena", como precisó un exultante hermano mayor. En apenas una hora se plantaron ante la ojiva de Santa Marina. Los priostes destaparon el paso -que deslumbraba con el sol-, colocaron algunos guardabrisas y se encaramaron arriba para alzar las dos columnas donde se desarrolla el pasaje de Jesús Cautivo ante Pilato, elegido como quinta estación del Magno Viacrucis del Año la Fe.
Después de revirar de cara al pueblo, el paso enfiló la puerta necesitando algo más que maniobra: "Después de tantas mediciones, el paso puede salir y entrar montado. Va muy justo, pero va, recomiendo a todos la salida del domingo [a las 13.45 horas]", lanzaba un ya más relajado hermano mayor. Una vez dentro de Santa Marina, se subieron las imágenes secundarias al paso a la espera de que el jueves llegue la del Cautivo en un traslado privado. El viernes estará de besamanos durante todo el día (de 10.00 a 20.00 horas) y el sábado se celebrará una misa a las 18.00 horas. Comienza pues el sueño para el barrio de Torreblanca.