Economía

"Trabajamos para lanzar el primer satélite andaluz dentro de dos años"

Entrevista a José Miguel Moreno, director general de Solar Mems, empresa tecnológica que ha sacado en pocos años un enorme rendimiento a unos componentes diminutos: sus sensores solares están ya funcionando en un satélite espacial.

el 01 mar 2014 / 23:34 h.

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José Miguel Moreno, junto con dos de los socios de la empresa, que muestran los sensores solares que desarrolla Solar Mems. / J.M.Paisano José Miguel Moreno, junto con dos de los socios de la empresa, que muestran los sensores solares que desarrolla Solar Mems. / J.M.Paisano En los tres años que lleva comercializando sus productos, la firma sevillana Solar Mems ha logrado embarcarse en el nada fácil mercado aeroespacial, al tiempo que ha multiplicado su proyección internacional en el ámbito de la energía solar, con la exportación del 90 por ciento de su producción. ¿Cómo nació la empresa? Surgió a través de un proyecto de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Sevilla que consistía en desarrollar un sensor solar para el sector espacial. Nos dio los conocimientos necesarios y el catedrático José Manuel Quero, junto con Juan García Ortega, crearon la empresa en 2009. Ahora somos cuatro socios. ¿Cuánto tuvieron que invertir en investigación en los inicios? Estuvimos dos años desarrollando los sensores y migrando conocimientos al sector terrestre, hasta que empezamos a comercializar en 2011. Además de la investigación hubo que certificar los productos para evaluar su precisión y rendimiento. ¿Cuáles son las líneas de trabajo de la empresa? La principal son los sensores solares de alta precisión para el espacio, que sirven para orientar a los satélites en su órbita y situar sus paneles solares de la forma más eficiente. Supone más del 50 por ciento de la facturación. En segundo lugar, desarrollamos sensores y sistemas de control –que indican a los paneles solares hacia dónde mirar– para energías renovables; y por último espejos móviles para iluminación. También ofrecemos asesoramiento y consultoría. ¿Su oferta comercial se basa en un solo producto? Cada producto tiene un montón de posibilidades. Para el espacio tenemos modelos de ingeniería para pruebas y modelos para vuelo para los satélites, cada uno con sus versiones analógica y digital. En energía hay muchísimos modelos adaptados a las tecnologías existentes. ¿Qué aportan sus sensores a los que ya existían, qué los diferencia? En el espacio los sensores se han usado toda la vida, pero eran voluminosos y muy costosos. Lanzar al espacio un solo gramo es muy caro, por lo que todo lo que ahorres en peso abarata muchísimo el resultado. Nosotros venimos del departamento de Microelectrónica de la universidad, trabajamos con micras, hay partes de nuestros sensores que miden como un pelo humano;los hemos conseguido que pesan 50 gramos en vez de medio kilo, y aun así tienen más prestaciones. Es tecnología patentada netamente andaluza. ¿Es una peculiaridad de Solar Mems o la tendencia del sector? Es una tendencia general en el sector, nosotros vimos la oportunidad y nos subimos al carro. Pero no hay muchos que lo hagan. ¿Les hace ser más competitivos? En el sector espacial es muy complicado entrar, si no has volado (si no tienes dispositivos que ya estén funcionando en satélites en activo) es muy difícil. Nosotros tenemos cuatro sensores volando desde 2009, porque los que realizamos para nuestro proyecto de la universidad se instalaron en el satélite Nanosat 1B desarrollado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Hemos pasado el corte y eso nos permite optar a otros contratos. ¿Cuántos más han puesto en órbita desde entonces? Durante el último año hemos vendido sensores a varias misiones que aún no se han puesto en marcha, pero no todos terminan volando, muchos se quedan por el camino por falta de financiación. La tasa de éxito es del 50 por ciento. Yo calculo que en dos o tres años podríamos tener volando diez o quince más. ¿A quién venden sus productos? Trabajamos con INTA, con el Instituto Aeronáutico Alemán, con Alter Tecnology y con ISIS –el distribuidor más potente de componentes tecnológicos–; con universidades y con centros tecnológicos. ¿Qué aportan sus sensores en el sector de las energías renovables? Mejoran la generación de energía porque consiguen que las placas solares sigan al sol de la forma más eficiente. Antes se orientaban con ecuaciones, se calculaba cómo tenían que moverse en función de dónde tenía que estar el sol. Con el sensor se gana en eficiencia porque no es una estimación, es real. Se usa en la industria, para las placas móviles que siguen al sol como girasoles. Es un mercado que comenzó hace poco, cuando se vio que se ganaba en eficiencia. Supone un 25 o 30 por ciento de nuestro negocio, el 90 por ciento fuera de España, porque aquí el sector de energías renovables está muerto. Vendemos mucho a plantas solares de Estados Unidos. Salir al exterior tiene muchas dificultades pero quedarse en España no merece la pena, no es rentable. La tercera pata del negocio es doméstica: sistemas de iluminación mediante espejos. Estos espejos, los heliostatos, están orientados a viviendas, edificios particulares, obras públicas, hoteles o centros comerciales que necesiten iluminar con luz solar zonas oscuras, como patios interiores. Son sistemas de espejos que se orientan para derivar el sol a estas zonas gracias a los sensores, que se programan para que cambien de posición por sí solos. Es un sistema que desarrollamos y fabricamos íntegramente. El básico puede costar unos 2.000 euros. Esta parte supone en torno a un 15 o 20 por ciento de nuestra facturación, y el resto lo completan los proyectos y las consultorías. ¿Cuál es su volumen de facturación actual y qué perspectivas de crecimiento tienen? Somos una pyme, podemos facturar en torno a medio millón de euros al año, pero tenemos unas perspectivas de crecimiento rápido. En los dos últimos años se ha incrementado exponencialmente. ¿Cómo tienen previsto el crecimiento de la empresa? El sector espacial es un mercado reducido en el que es difícil competir, hay que ofrecer productos menos pesados y voluminosos. Potenciarlo requiere I+D, y estamos contratando a investigadores, tenemos ocho empleados. También se puede mejorar haciendo el satélite entero, por eso nos hemos embarcado en un proyecto conjunto para el primer satélite andaluz, que se va a dedicar a probar tecnologías en el espacio. Está previsto que se lance en dos años. ¿Qué dificultades encuentran? Sobre todo de financiación. La empresa se creó con capital de los socios y al principio hubo fondos del programa Campus, pero el sector espacial requiere grandes aportes de capital. Para el satélite andaluz, Solar Mems invertirá medio millón en dos años y no tenemos financiación de los bancos ni de las administraciones públicas. Se ha pedido, pero de momento estamos ahí. Esperando.

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