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Tradiciones cumplidas

La asamblea de hermanos, convocada de urgencia hace una semana en Villamanrique, decidió que, pese a la notificación que la corporación había recibido y que prohibía el paso de los vehículos a motor por delante de Palacio del Rey, la Primera hermandad lo haría, cumpliendo con la tradición de ocho siglos de historia haciendo este camino. Dicho y hecho.

el 16 sep 2009 / 03:31 h.

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La asamblea de hermanos, convo- cada de urgencia hace una semana en Villamanrique, decidió que, pese a la notificación que la corporación había recibido y que prohibía el paso de los vehículos a motor por delante de Palacio del Rey, la Primera hermandad lo haría, cumpliendo con la tradición de ocho siglos de historia haciendo este camino. Dicho y hecho.

La Más Antigua rodeó el palacio para pasar por la misma puerta, seguida de las carretas y carriolas tiradas por tractores y todoterrenos. Pararon ante el azulejo y le abrieron los portones, quitaron incluso la cadena por si, como siempre, querían pasar al porche para cantar la Salve ante la Virgen del Rocío de su azulejo. No entraron, pero acompañados por sus azulejos le cantaron y después, sin más, siguieron su camino.

Eso sí, en lugar de a la ida, antes del sesteo, lo hicieron cuando emprendían la etapa vespertina, la que los llevaría hasta la pernocta en Matagorda, más cerca del Ajolí que el tradicional Pinto, un punto donde ya paró en otro tiempo la hermandad pero que en este Rocío recuperaban.

Culminaba así su primera jornada de camino. Un intenso día que comenzaba a las 6 horas en el casa hermandad, junto al nuevo monumento al tamborilero, con el enganche de los bueyes a la carreta. Lo más importante estaba aún por llegar. El pueblo se había concentrado en la Plaza de España y justo a las 6.40 horas, "miré el reloj en ese momento", confiesa José Manuel Ortiz, la elegante carreta de plata subía a los porches. Rezaron la primera Salve de la jornada -después de tres días recibiendo a las hermandades en estos mismos escalones- dedicada a su Simpecado, "el nuevo", el de 1736.

Y después se sucedieron las sevillanas. Los Quejíos, Aromas del Camino con Vicente Bernal, Ilusiones y La Campana, cuatro grupo manriqueños, dedicaron nuevas composiciones sobre el encuentro de la Virgen con esa otra "Virgen" -como llaman ellos a su Simpecado- o a la fidelidad de la devoción rociera de este pueblo.

Pero Rocío Pérez Vázquez no se dio cuenta de nada de esto. "Estaba tan nerviosa... Me llevo todo el año esperando a este momento, que para mí es muy importante Para mí, el rocío es ir al lado de la rueda izquierda de mi carreta. Así que en ese momento sólo me preocupa coger mi sitio".

Pero en esta emocionante salida hubo otro momento que rompió a la plaza. Enrique Ghotob, saharaui de origen y manriqueño de adopción, hijo de uno de los cinco hermanos mayores de este año, Enrique Urbina, agradeció públicamente a sus padres la acogida y la oportunidad que le han dado para tener una familia en España. Una foto de Enrique con su mujer ante el Simpecado, tomada el domingo pasado, y acompañada de unos versos para sus padres y para su nuevo pueblo -vive en Villamanrique desde 1997, aunque ya había venido los dos veranos anteriores- enmudecieron la plaza.

Después llegaron los desesperantes atascos en la Raya Real debido a que "la arena está muy movida", explicaba Pepe Lucas, vicepresidente de Villamanrique. La junta tuvo que buscar tractores de refuerzo para poder sacar coches, carretas y carriolas de las arenas.

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