En el extraño espectáculo en el que se ha convertido la comisión de investigación impulsada por el PP, el delegado de Tráfico, Demetrio Cabello, adquirió ayer un papel protagonista. Para empezar, porque cuestionó con total naturalidad la estrategia de su propio partido: "El programa electoral dice que se iba a derogar y pregunté cómo hacerlo (...) Lo demás son fuegos de artificio, es darle vueltas a la misma cosa. Yo estoy al margen de esto, no me interesa (...) Es que me da igual, ya está derogado el plan".
Y no fueron sus únicas afirmaciones desacreditando una iniciativa de su gobierno, como fue la comisión: "El Plan Centro para mí es como un divertimento porque hay otros problemas mucho más graves en esta ciudad". Con un discurso casi ajeno a la política, quizá fue el más claro ayer a la hora de valorar los informes. Escuchó las irregularidades denunciadas por un jefe de servicios, le pidió que las redactara, las trasladó a Alcaldía y le dijo al resto de funcionarios que elaboraran sus informes, mientras él se centraba en su prioridad: derogar el Plan. Él mismo resumió la situación: "Eran controversias entre funcionarios, que deben resolver. No tomé medidas, reuní a todos los funcionarios y les dije que a trabajar, que no me interesaba esto. Y hemos terminado en una comisión, y ya está".
El delegado de Movilidad, quien no obstante puso en duda que las cámaras de Sice tengan la homologación necesaria, volviendo a sembrar dudas sobre la empresa, resolvió casi de un plumazo las quejas de los portavoces de PSOE e IU por la situación del tráfico en el Centro. "El tráfico es fluido (...) cada vez hay menos gente que usa los coches porque llenar un depósito cuesta 80 euros". Tampoco concretó mucho su alternativa: "Nosotros nos retrotraemos al 9 de diciembre de 2010, hemos dejado el Centro igual que estaba entonces".