Como si no bastara con que te roben en tu negocio, la mayoría de los asaltos, sobre todo los violentos, tienen un tiempo de convalecencia. Que le pregunten a Mounia Belmahi, que prevé abrir su bar de La Macarena el lunes, nueve días después del asalto en el que retuvieron a un grupo de clientes y destrozaron las tragaperras y la caja registradora para llevarse la recaudación. Desde entonces no ha parado: atracaron el bar Damasco el sábado a medianoche, con lo que tuvieron que realizar los primeros trámites con la Policía de madrugada; el domingo los visitó la Policía Científica; el lunes, agentes del grupo de investigación que lleva el caso. Y por la tarde, Mounia tuvo que ir a la comisaría de Macarena con la camarera que vivió el asalto y tres clientes que fueron testigos, para pasar la tarde declarando.
Además, el dueño de las recreativas presentó su denuncia en Nervión, y tuvo que acudir otro día a llevar los contadores para contabilizar lo robado. Ahora tendrá que reponer las máquinas.
En el bar ha habido que recoger, y como los ladrones hicieron polvo la caja registradora, Mounia ha tenido que comprar otra "y más cosas que destrozaron". "Una semana sin abrir es una semana sin ganar dinero", dice la dueña, que aún así cree que tiene suerte porque sus empleados "son comprensivos y me han dicho que ya irán cobrando poco a poco".
Mejor le fue a la pizzería Elisa Victoria de Las Golondrinas, donde para robar 50 jamones, chacinas y quesos rompieron la persiana metálica. Se reparó en un día para abrir al siguiente, eso sí, sin chacinas. No forzaron la caja porque desde que en verano tuvieron otro robo la dejaban abierta de noche.
