R.V./I.C.
Miguel y Samuel abandonaron la prisión de Sevilla, donde fueron recibidos con abucheos, por motivos de seguridad. El autor confeso del crimen ingresó ayer por la tarde en el centro de Morón, mientras que Samuel fue trasladado a la prisión de Huelva. Ayer un hombre fue detenido por intentar agredirles durante la reconstrucción en León XIII.
Si en la calle la indignación y la rabia contra los supuestos autores de la muerte de Marta se hizo patente con los abucheos e insultos a su llegada a los juzgados, y ayer en la reconstrucción de los hechos en el piso de León XIII, en la prisión el recibimiento que tuvieron Miguel y Samuel no fue menor, según contaban ayer algunos presos en las dependencias judiciales, que venían de la prisión para su pertinente juicio.
Por ello, por la seguridad de los dos detenidos ayer, tras pasar su primera noche en la cárcel, los dos jóvenes fueron trasladados a centros penitenciarios distintos para alejarlos del "foco", según explicaron ayer fuentes de la investigación a Europa Press. Miguel fue llevado, poco después de haber estado en la reconstrucción de los hechos en su piso de León XIII, a la nueva prisión de Morón, donde ingresó sobre las 20.30 horas de la tarde; mientras que Samuel fue llevado a la cárcel de Huelva.
En su primera noche, los dos jóvenes durmieron en celdas separadas y acompañados "por presos de confianza". Allí, fueron sometidos al Protocolo de Prevención de Suicidios (PPS) habitual en los casos de crímenes de sangre. Los dos continuarán bajo este protocolo, en especial Miguel, que está permanentemente vigilado para evitar cualquier reacción violenta, dado el fuerte carácter del joven, o algún impulso autolesivo. Además, está rodeado de presos de confianza para evitar que pueda ser insultado o agredido por otro preso, dada la repulsa que este tipo de delitos y similares, como las agresiones sexuales, generan dentro de la prisión.
Con esta situación, con la que han tenido que repetir todo el proceso de registro de entrada y que durará un mínimo de una semana, el autor confeso del crimen y su cómplice estarán acompañados por otros presos con el fin de que "nunca estén solos".
En función de cómo evolucionen los dos jóvenes el protocolo se mantendrá durante más o menos tiempo, aunque previsiblemente, y dada la alarma social que ha creado el caso, es muy probable que se trasladen de los módulos de ingreso a los de aislamiento.
Altercado en León XIII. Un ejemplo del rechazo que estos jóvenes han creado con su crimen, es el intento de agresión de un hombre, que se saltó el férreo cordón policial en la calle León XIII para la reconstrucción de los hechos. El hombre se enzarzó con los policías que controlaban el numeroso público que se congregó en la calle y tuvo incluso que ser reducido por dos agentes. Finalmente, la Policía Nacional acabó deteniéndole por resistirse a los agentes y enfrentarse a ellos.