Hace ya seis años que los investigadores del departamento de Geodinámica y Palentología de la Universidad de Huelva y del Jardín Botánico de Córdoba, en su empeño de realizar la carta paleontológica de Melonares, descubrieron un milenario tronco de más de 290 millones de años de antigüedad que se consagra como único en España por su tamaño y su forma de fosilización. “Existen otros cinco casos similares en el mundo”, comentó Jesús Serrano, restaurador de la pieza. Esta joya paleontológica se moverá, millones de años después, para su conservación y, de paso, para ser expuesta al público en el centro de visitantes del Berrocal.
El árbol, que dejó de ser vegetación para convertirse en piedra tras un largo periodo de fosilización, mide 20 metros de longitud, pesa unas 12 toneladas y está siendo sometido a un proceso de tratamiento y conservación que supone una inversión de 100.000 euros por parte de la Consejería de Medio Ambiente. Este plan, que se encuadra dentro de las actuaciones de desarrollo sostenible en las Reservas de la Biosfera, finalizará cuando la pieza sea trasladada al Berrocal, donde podrá ser expuesto para el deleite de los amantes de los tesoros pétreos. “Se pueden hallar multitud de fragmentos de troncos rodados por el lugar, pero nunca se había descubierto un árbol completo y en tan buen estado, a pesar de estar cerca de un arroyo, que lo está estropeando”, dijo el restaurador.
La conífera primitiva, compuesta principalmente por sílex, tiene varias parte carbonizadas al final del tronco, lo que antes eran las raíces. “La urgencia del traslado es porque aquí se va devaluando según pasan los días”, explicó por su parte Inmaculada Cuenca, directora del Parque Natural Sierra Norte.
Para un traslado adecuado que evite, en la medida de lo posible, el daño del fósil, “se intentará aprovechar las fracturas naturales producidas por el tiempo para dividirlo solo en cinco partes, pero no más”, detalló la directora.
La Junta de Andalucía puso en marcha una exhaustiva labor de mantenimiento y recuperación a través de soluciones químicas para evitar la arenización de la piedra. “Lo tapamos con una gasa que lo protege de la intemperie”, puntualizó el restaurador. “Con ello, conservamos las últimas gotas de resina que puedan quedar”, añadió.
Debido a la escasa accesibilidad del terreno, el primer paso para sacar el tronco consistió en habilitar caminos adecuados al tránsito de maquinaria para lo que previamente se tuvo que mejorar el firme de la ruta de Almadén de la Plata, de tal forma que se eviten las vibraciones en su traslado al nuevo destino. Una vez que la maquinaria pudo entrar, se realizó la primera excavación del tronco, que dejó la totalidad del fósil a la vista. “Era mucho más grueso cuando lo descubrimos, pero la savia se va evaporando y se redujo su diámetro”, prosiguió el experto.
Una vez a la vista de todos, se realizaron los cortes y las separaciones para poder engrasarlo y protegerlo. Para aprovechar las roturas naturales, se colocarán sierra de hilos de diamantes en los tramos verticales y se inmovilizarán las piezas mediante la realización de un gran cajón, sin olvidar la aplicación de la espuma de poliuretano que impedirá fracturaciones de última hora. Para finalizar, se realizará el encorado con vigas de hierro que se anclarán a los cajones de inmovilización, para que se soporte el peso del bloque sin que se produzcan flexiones. Los terrenos donde se ubica el tronco serán restaurados con vegetación de ribera, sobre todo álamos.
Está previsto que en 20 días este tesoro pétreo de Melonares ya se encuentre expuesto para que el público lo conozca en el centro de visitantes de El Berrocal, con lo que al final, como ya anunció hace tiempo la Junta, permanecerá en la Sierra Norte de Sevilla .