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Tres cosas tiene Triana

el 21 sep 2012 / 21:16 h.

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La ceguera de los políticos, aliada con una profunda ignorancia, ha conseguido que las noches de Sevilla y cualquier otra ciudad se llenen de discotecas horteras y estridentes, mientras la vieja taberna agoniza bajo la presión de las normativas municipales. Márquez El Zapatero, flamenco octogenario, es un producto natural de aquel tiempo en que todos los oficios artesanos se daban cita alrededor de una mesa con cuatro vasos para mantener viva la llama del cante y pasar la antorcha de una generación a otra.

Cantaor claro, ajeno a efectismos y grandilocuencias, brindó un recital antológico desde esas malagueñas como una travesía de Cádiz a Sevilla hasta la toná final, pasando por un impresionate catálogo de soleás de Triana y la soleá apolá. Ese modo trianero de cerrar los cantes, que antiguamente se decía era lo más parecido a una media verónica, flameó en el Dormitorio alto de Santa Clara como una bandera de la orilla derecha del Guadalquivir.

Abrió la tarde el joven Juan Murube, antítesis del cantaor trágico, por minera y cantiñas, para acordarse de la Niña de los Peines por tientos y lucir su voz versátil, juguetona y dúctil. Apoyó a ambos sobria, espléndidamente, como de costumbre, Eduardo Rebollar, un guitarrista que por su modo de acompañar el cante se nota que conoció la edad dorada de las tabernas.

Espacio Santa Clara. 21 de septiembre de 2012. Cante: Márquez El Zapatero, Juan Murube. Guitarras: Eduardo Rebollar. Entrada: Aforo casi completo.

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