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Tres finales inolvidables ganadas por los juveniles

En 1979 el Sevilla gana al Athlétic de Bilbao; en 1983 y en Ciudad Real el Betis vencía en la final de Copa al Madrid; y en 1990 el equipo verdiblanco se adjudicaba el título ante el Barça.

el 11 nov 2009 / 08:00 h.

Cardo y Manolín levantan la Copa en el palco del Sánchez Pizjuán.

Tres finales de Copa inolvidables. Por el título pensarán que me estoy refiriendo a las dos ganadas por el Betis, al Athletic y Osasuna, y a la del Sevilla, frente al Getafe. Tendremos tiempo de entrar en detalles cuando llegue su momento. Hoy me refiero a tres de juveniles que tuve la ocasión de vivir con Sevilla y Betis. La primera, en l979, con Cardo y Clemente en los banquillos, se jugó antes de una final Real Madrid-Valencia que ganaron los levantinos. Hasta los años 80 se premiaba a los juveniles con la disputa de su final antes de la de los mayores. Años después, alegando que ponían mal el césped a los equipos profesionales, se dejaron estos partidos para otras fechas. Otro error más del fútbol del dinero que quita una ilusión el día grande de fiesta de la final.

Un sábado 30 de junio de l979, en el primer avión de la mañana, me marché a Madrid para retransmitir para La Voz del Guadalquivir la final de juveniles Sevilla-Athletic. Coincidí con Santos Bedoya, secretario técnico del Sevilla, y "padre de la cantera". Santos, que había sido capitán sevillista en la etapa Cisneros-Merkel, presentó un ambicioso proyecto de escalafones inferiores que aceptó don Eugenio Montes Cabeza, presidente del club. Ascendió al Sevilla Atlético con José Antonio Viera en el banquillo. Manolo Cardo, Antonio Valero y Baby Acosta en juveniles y Pepe Alfaro en infantiles hicieron un trabajo impagable y con unos frutos realmente espectaculares. Muchos años difíciles económicamente para el club salieron adelante gracias a ese espectacular trabajo.

En el Vicente Calderón, el Sevilla, con Cardo en el banquillo, quien dos años después sustituiría a Miguel Muñoz en el primer equipo, venció por 3-l al Athletic que entrenaba un jovencísimo Javier Clemente, al que una grave lesión retiró de forma tempranera del fútbol y su afición al balón llevó a los banquillos, en los que ha tenido brillantes temporadas. Para que 30 años después recuerden a sus hijos aquella final, vayan en su honor sus nombres: Fraidías; Pedro, Chico, Joaquín, Grande: José Luis, Cano, Manolín; Codesal, Boro y Gervasio. Con Cardo en el primer equipo jugarían en la División de Honor, Grande, mi paisano José Luis Benítez, hoy con Asián al frente del CD Alcalá, Codesal y Gervasio. En esa final también intervinieron Camacho, Moisés y Ruda. Estos dos últimos serían, con José Luis, los que más partidos jugaron en Primera.

Dos finales con el Real Betis. Estaba recién llegado a la presidencia del Real Betis Balompié Gerardo Martínez Retamero, con Francisco García de la Borbolla y Juan Salas Tirado como vicepresidentes, cuando se disputó la final de juveniles del 25 de junio de l983 en el estadio Príncipe Felipe de Ciudad Real, ante el Real Madrid del que saldría la llamada Quinta del Buitre. Aquel partido había despertado una enorme expectación, y aparte de llenarse el campo en su totalidad, hubo 2.000 seguidores béticos en las gradas.

No conocía Ciudad Real. Animé a mi padre, que era un gran aficionado taurino, abonado del tendido 11 de la Real Maestranza, partidario de Manolete, Antonio Ordóñez y Paco Camino, y muy poco futbolero, para que me acompañara en el coche, y hasta vio el partido. Presidieron en el palco al lado de Gil de la Serna, alto cargo federativo, los presidentes de los dos clubes, Luis de Carlos y Gerardo Martínez Retamero. Los entrenadores de los equipos eran José Ángel Moreno y Toni Grande, actual segundo entrenador de la selección española que dirige Vicente del Bosque. Y en los madridistas, nombres tan sonoros y que serían con el tiempo historia como los de Manolo Sanchís, Martín-Vázquez o Pardeza, hoy secretario técnico del club. Pero el Betis les pasó por encima, ganándoles 3-1. Queden también en el recuerdo los nombres de aquellos chavales que ganaron el título en Ciudad Real: Salado; Behín, Bravo, Patino, Camacho; Píriz, Julio, Reyes: Javi, Palomino y Orozco. Recuerdo que en el primer equipo, con suerte desigual, estuvieron Salado, Bravo, que jugó años después en el Málaga, Patino, Camacho, Píriz y la pareja de moda de aquella época, Palomino-Orozco, que vayan ustedes a saber por qué con unas condiciones sensacionales no triunfaron en el fútbol. Sólo Antonio Reyes y Julio Moreno, que fue capitán del equipo en tiempos difíciles, hoy hombre dedicado al mundo de los seguros con Julio Cardeñosa y el jefe Alberto López Ramos en Seguros España, serían los que tendrían mayor recorrido como profesionales del primer equipo.

La victoria en Ciudad Real la celebraron por todo lo alto, por ser su primer título, Retamero, Borbolla, Antonio Cortés, el secretario técnico del club, Pedro Buenaventura, y el responsable de la cantera, el inolvidable Antonio Quijano, y los delegados, Pepe Oñate de sus juveniles ganadores de aquella final, y Rafael Cruz, del filial, el Deportivo. Tanta importancia se dio a aquella victoria que al día siguiente por la tarde, a la llegada del equipo, fueron a postrarse ante la Divina Pastora de Capuchinos, donde estaba en primera fila con su carrito, entonces manual, mi queridísimo Romo Soriano, y después hasta el Benito Villamarín, donde muchos aficionados los vitorearon.

El partido de Albacete. Tuve que esperar a junio de 1990 para ver una nueva final. Albacete fue el lugar elegido por la RFEF para que la jugaran Barcelona y Betis. Hugo Galera había decidido presentarse a la reelección y asumía su vicepresidente, Juan Márquez Medrano, la presidencia en funciones. Iba a ser Julio Cardeñosa entrenador del primer equipo y se había decidido que la pretemporada se realizara en la estación invernal gallega de Cabeza de Manzaneda. A Julio le dieron mucha responsabilidad y nulos refuerzos por las penurias económicas. Así era imposible hacer un equipo competitivo y con garantías, como al final pasó.

Volvamos a aquella final. De nuevo aparecen los nombres sonoros de Sergi, Pinilla, Maqueda, Geli y el del actual entrenador del Barça, Pep Guardiola. El Betis no se arredró y aun teniendo pronto un marcador en contra, apareció Ángel Cuellar, quien, con tres goles, capitaneó al equipo a la victoria por 4-2. En esta ocasión es el presidente de la Federación, Ángel Villar, quien entrega la Copa del Rey en presencia de Nicolás Casaus y Juan Márquez Medrano. No quiero olvidarme de los jugadores de aquel magnífico equipo: José Luis II; Enrique, Ponferrada, Juanlu, Alberto; Cañas, Merino, Márquez (Justo), Noria; José Luis I y Cuéllar (Manolo). Cuéllar jugaría años después en el Barcelona. Juanlu, Márquez, Cañas y Merino, estos últimos muchos años como capitanes, así como Roberto Ríos, que no pudo participar en la final aunque sí en muchos partidos, fueron pilares de la primera plantilla del Real Betis.

Fue entrenador de aquel equipo José Emilio del Pino, excelente entrenador, educador y persona. Y delegado mi gran amigo, como árbitro aún más que como directivo, el volcánico y gran aficionado al fútbol, con un corazón tan grande como su enorme cuerpo, que se lo llevó mucho antes de tiempo, Antonio Carrasco. Años despúes, siguieron los éxitos de Sevilla y Betis en las conquistas coperas.

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