Tres horas encerrados en un avión, sin agua, sin aire acondicionado y soportando el intenso calor sevillano del mediodía. Eso es lo que sufrieron ayer los pasajeros, entre los que había bebés, de un vuelo de Ryanair con destino a Pisa que, debido a un retraso, tuvieron que permanecer en la nave hasta que al cabo de las tres horas pudieron desembarcar. Finalmente, el avión despegó casi cinco horas después de lo previsto.
El vuelo de esta compañía de bajo coste tenía previsto despegar desde el aeropuerto de San Pablo a las 12.50 horas. Sin embargo, pasadas las 14.30 horas la nave seguía en la plataforma de estacionamiento y los pasajeros comenzaban a salir del avión después de vivirse momentos de tensión dentro del aparato. Según explicaron fuentes de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) , el retraso se produjo porque Ryanair tardó "45 minutos" en alquilar a una empresa externa que asiste en tierra a las compañías la remolcadora necesaria para "salir de la plataforma hacia la pista de rodadura", que es la que enlaza con la de despegue.
Aena destacó que la incidencia "no tiene nada que ver con el aeropuerto", sino que es responsabilidad de la compañía por ese retraso en adquirir la maquinaria necesaria antes del despegue. A estos 45 minutos de retraso hay que sumar el tiempo que ha tardado en llegar la máquina, más el tiempo de acercarse hasta el avión. Sin embargo, pese a la llegada de la máquina, los pasajeros fueron desalojados pasadas las 14.30 horas, tras lo que se dirigieron a interponer una reclamación. Ya en el aeropuerto, Aena ha repartido botellas de agua entre los pasajeros, que han tenido que esperar hasta las 17.35 horas para poder despegar finalmente hacia Pisa.
Varios de los afectados señalaron a Europa Press que han pasado "cerca de dos horas dentro del avión sin agua" y a una temperatura que "rondaba los 50 grados". El padre de uno de los bebés, una niña de 14 meses, que estaba en el avión aseguró que han pasado todo el tiempo "sin aire acondicionado" y no fue hasta el final cuando han repartido "dos o tres botellas de agua" con la que han dado de beber a su hija, que se encuentra en buen estado. "No nos dejaban salir del avión ni nos proporcionaban agua. La gente estaba muy nerviosa, hasta el punto de que un hombre desesperado finalmente ha abierto la puerta de adelante y el avión ha quedado inmovilizado", explicó.
Otra de las afectadas, Elisa Macías, relató que una vez estaban sentados dentro del avión, el capitán explicó la situación "únicamente en inglés" y tras escuchar las quejas habló en italiano. Luego otra persona, que habló en español pero "no se le entendía la mitad", dijo que "fallaba el compresor y no se podía arrancar el aire acondicionado ni los motores". Tras esto, las puertas del avión se abrieron "un rato después de insistir y reclamar" porque la temperatura estaba llegando a los 50 grados. Sin embargo, "los pasajeros no nos podíamos poner en las puertas porque si rozábamos la escalerilla nos expulsaban del vuelo, se consideraba que rechazábamos el vuelo", señaló esta afecta. "Ya al final" se han repartido "tres o cuatro botellas de agua", pero las azafatas dijeron que no había para todos, así que se repartieron entre los dos bebés y los niños.
Al final, el avión fue remolcado hasta el aeropuerto y para ello "han cerrado las puertas y hemos estado otros 30 minutos dentro sin aire acondicionado" hasta que "un hombre se ha levantado histérico y se ha ido hacia la puerta y la ha abierto". Entonces, se abrió la rampa de emergencia porque "ya no había escaleras y se quedó inmovilizado".
