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Tres lugares para nacer

Alejandra tuvo a su hija entre el centro de salud, la ambulancia y el hospital. Un enfermero del 061 fue el encargado de cortarle el cordón umbilical.

el 23 sep 2010 / 19:38 h.

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Alejandra, con la pequeña Mirella en brazos.

El primer hijo de Alejandra tardó 24 horas en nacer desde que empezaron las contracciones, por eso cuando la pequeña Mirella empezó a empujar, Alejandra pensó que tenía tiempo de sobra. Se equivocó. Rompió aguas en plena calle, comenzó a parir en el centro de salud de Torreblanca, mantuvo las contracciones en la ambulancia del 061 que la llevó hasta el hospital y terminó de expulsar la placenta en el Virgen del Rocío menos de dos horas después de los primeros dolores. La niña nació a las once de la noche del miércoles, justo el día que le tocaba venir al mundo. "Cuando vi la luna llena, tuve claro que iba a nacer", dice la madre.

"¿Lo peor? Que cuando mi hija ya había nacido y me subieron en la ambulancia me empezaron las contracciones más fuertes ¡y yo que creía que me había librado de ellas, porque a mi hija la tuve empujando sin contracciones! Ya no me acuerdo bien de nada hasta que llegué al hospital", dice Alejandra Forgas, de 37 años y con un hijo anterior que ya tiene 13 años.

Cuando el 061 la trasladaba, con su hija sobre el pecho, el médico le cogió la mano y el enfermero le preguntó que cómo había terminado dando a luz en un centro de salud. Alejandra cree que el enfermero, que le acababa de cortar el cordón umbilical a su hija, le estaba dando conversación para que no pensara en el dolor.

El enfermero en cuestión, Emilio, dice que hablaron "de lo normal en esos casos: de cómo se iba a llamar la niña, de por qué había dado a luz allí... es uno de los pocos servicios en los que, además de sentir satisfacción por el trabajo bien hecho, he podido disfrutar y compartir la alegría del momento, porque normalmente las circunstancias a las que acudimos ensombrecen la labor que realizamos".

De hecho, Emilio Jesús Nieto, enfermero desde hace 11 años, acababa de atender una parada cardiorespiratoria en la que un paciente de 50 años acabó falleciendo, cuando le avisaron para el parto. Esa noche tenía guardia de 24 horas y llevaba ya "14 o 15 trabajando". El parto fue el segundo que atiende este año en una ambulancia, "porque no es algo frecuente, pero a veces pasa", explica este profesional sanitario, trabajador del 061 desde hace dos años, que destaca que el alumbramiento le sorprendió porque fue "muy, muy rápido".

Sólo eso justifica el periplo de Alejandra, a la que le empezaron los dolores en Torreblanca a las nueve de la noche. Fue a su casa, en Sevilla Este, para buscar la cartilla sanitaria y encaminarse al hospital, pero como ni ella ni su marido tenían coche, pensó en esperar a que llegara su padre, sobre las diez y media de la noche. Pero a las diez estuvo claro que no iba a poder aguantar tanto: "Iba a coger un taxi, pero no había paradas cerca y cogí el autobús, el B4, hasta el centro de salud de Torreblanca, para que me dijeran si de verdad estaba de parto, porque había ido 15 días antes con los mismos dolores y me habían devuelto a mi casa".

En el centro de salud había una médico y un practicante que le dijeron que allí no podían explorarla y que debía acudir al hospital. Pero ya no había tiempo: "No encontrábamos taxis y mi marido se fue a buscar a un amigo para que le prestara el coche. En cuanto me dejó sola rompí aguas sobre la acera. Pasé mucho miedo, pensé que iba a parir allí mismo", dice la mujer, que entró en el centro de salud pidiendo ayuda porque notaba a su hija salir. "Me preguntaron que si yo paría rápida, pero tuve a mi hijo Adrián hace 13 años, ¡yo qué sabía cómo iba a parir! Luego me dijeron que no apretara, que intentara aguantar, pero aquello no había quien lo parara". Y tanto. Cuando se tumbó ya tenía la cabeza del bebé fuera, y así se la encontró Emilio, que vio nacer a la pequeña. Cuando el cordón umbilical dejó de latir, lo pinzó y lo cortó. "Nació muy morada", dice Alejandra, "pero la revisaron y todo estaba bien".

Al equipo del 061 -el médico, el enfermero y un técnico- ya sólo les quedó controlar a la madre durante el traslado en ambulancia, "vigilando que no sangrara ni tuviera complicaciones, pero no hubo ningún problema", confirma Emilio. El camino fue doloroso para Alejandra porque le volvieron las contracciones, ya que terminó de parir en el hospital, porque no había expulsado la placenta.

La niña, que pesó 2,8 kilos, se llamará Mirella Casandra, algo que la madre decidió de camino al centro sanitario mientras charlaba con el equipo médico: "Yo quería ponerle Mirella, pero a mí me llaman Sandra y hablando decidí que le iba a poner Casandra, que se parece". Su otro hijo, Adrián, que vive con su padre fuera de Sevilla -Alejandra está casada de nuevo-, conocerá a su hermanita el fin de semana que viene.

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