Algo empezó a moverse bajo el suelo de las casas de Cádiz en la mañana de ayer. Algunos vieron los muebles tambalearse y otros, quizá llevados por la emoción, hasta "la televisión botar". Eran las 10.29 de la mañana cuando dos seísmos, prácticamente de igual intensidad (3,5 y 3,7 grados en la escala Ritcher), se registraron en Chiclana de la Frontera. El Instituto Andaluz de Geofísica explicó que los movimientos sísmicos no fueron de gran intensidad y dijo que terremotos de esa envergadura entran dentro de lo habitual en la zona.
Estas mismas fuentes confirmaron que hubo dos terremotos significativos. Uno tuvo su epicentro a unos dos kilómetros al noroeste del casco urbano de Chiclana y otro se produjo en la playa de La Barrosa, cerca de la primera pista de acceso a dicha franja arenosa y su profundidad se situaba a idéntico nivel de la superficie terrestre.
Otras fuentes consultadas por El Correo informaron de que se produjo un tercer temblor a las 03.48 de la madrugada de ayer en el Golfo de Cádiz con un epicentro totalmente distinto, en el mar, cuya intensidad fue 2,5 grados y del que nadie se percató.
Aunque los seísmos registrados en Chiclana no fueron graves, la gente los sintió porque se produjeron justo debajo de un municipio que está muy poblado en verano. Además, otro de los motivos que explica que los ciudadanos notaran estos temblores es que en Chiclana y en la costa hay "mucho efecto de amplificación de la sacudida", por lo que se pudo "magnificar un poco el tema", según las mismas fuentes.
Los movimientos telúricos con una intensidad menor a 3,5 grados en la escala Richter no suelen ser percibidos por las personas, aunque en esta ocasión los servicios de emergencias recibieron más de cien llamadas de vecinos de Chiclana y poblaciones aledañas como Conil de la Frontera, San Fernando o Puerto Real. El servicio de Emergencias 112 en Andalucía informó de que no hubo desperfectos y que nadie sufrió ningún daño. De hecho, más allá de la sorpresa con la que los vecinos recibieron el temblor, la gente no pasó miedo pero, sin lugar a dudas, fue el comentario más repetido de ayer en las playas de estos municipios gaditanos.
En primera persona
Jaime Carvajal, un trabajador del Hotel Sancti Petri de Chiclana, relató que sintió que "se movía la tierra, como si pasara por debajo de sus pies el metro de Madrid". Contó que no se cayeron los objetos pero que pudo ver cómo "se movía el agua". Otros protagonistas compararon el movimiento del suelo al paso cercano de un camión.
El temblor, que no duró más que unos quince segundos, provocó a una mujer una especie de mareo, ya que contó que "sentía que se le movía la cabeza". Un enfermero relató que cuando "estaba curando a un paciente, vio que se movía la camilla, por lo que salió corriendo al pensar que pudiera ser algo grave".
Al margen de estos testimonios, hubo algunos que se molestaron porque "se le estaba dando mucho bombo a los seísmos, cuando sólo es algo que ocurre cada cierto tiempo, y tanta alarma puede afectar al turismo de los municipios gaditanos".
