Cultura

Triana no es vana, es bona

El arrabal y Cataluña se encuentran en un espectáculo con poco empaste, pero con buenos momentos

el 27 sep 2014 / 21:45 h.

600_Imagen IMG_3404 Lamento la ausencia de Duquende en esta Bienal. Somos muchos los que esperamos desde hace tiempo que dé lo que sabe en Sevilla, y el espectáculo De La Mina a Nou Barris parecía una ocasión de oro. Razones médicas lo impidieron y desbarataron la propuesta inicial de maridaje entre la raíz bajoandaluza y la rama catalana de lo jondo. En un apaño más o menos socorrido, se incluyó a última hora a Manuel Molina y a Remedios Amaya, se cambió el nombre y se vistió al muñeco de alianza trianero-catalana. Digamos de entrada que aquello no tenía mucho empaste, así que el público se dispuso a ver cuatro recitales independientes, y que dios repartiera suerte. Abrió Chicuelo, guitarrista rapidísimo, de notable expresividad, muy bien forjado en la compañía al cante. Le tocó la difícil tarea caldear el ambiente, pero dejó suficientes muestras del gran músico que es. A continuación, Montse Cortés, a quien como Duquende vimos arropar al último Paco de Lucía, arrancó con una hermosa vidalita para exhibir su hermosa voz gitana forjada en La Mina de san Adrián. Seguiriyas y bulerías dieron paso a unos tangos donde guiñó a Las Grecas –al propio Paco le gustaban tanto que confesó su influencia en Entre dos aguas– y concluyó por soleá con un Pepe Torres que casi le roba el protagonismo. Lo hemos dicho ya: si ampliara un poco sus recursos, cosa que está en su mano, el de Morón se plantaría ya mismo en la cima del baile. Manuel Molina hizo lo que anunciaba el programa: cosas de Manuel. Y las delicias de los suyos, a los que les basta verle abrir los brazos y mirar al cielo para deshacerse en oles. En cuanto a Remedios, ese ave fénix del cante, tuvo su noche. El sitar de Gualberto fue un lujo en la vieja y poderosa nana con la que arrancó, y a partir de ahí se sintió visiblemente cómoda, sobre todo en sus palos predilectos, tangos y bulerías, que acompañó como suele bailando, calzada y descalza. No hubo, como imaginábamos, montaje propiamente dicho: el espectáculo fue ella. Escenario: Hotel Triana. Guitarra: Chicuelo, con percusión de Isaac Vigueras, palmas de El Londro y Carlos Grilo. Cante: Montse Cortés, con la guitarra de Paco Heredia, percusión de Paco Vega y baile de Pepe Torres. Guitarra y voz: Manuel Molina. Cante: Remedios Amaya, con la guitarra de Juan Requena, con percusión de Alejandro Amaya, de coros y palmas Antonio Amaya, Joaquina Amaya, Carmen Amaya y Luis Amaya. Sitar de Gualberto. Entrada: Lleno. Calificación: ***

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