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Triana va ya al encuentro de la Blanca Paloma

El Simpecado con la Virgen Chiquita abandonó la urbe con menos bullicio
y sin recrearse en las despedidas

el 08 jun 2011 / 17:51 h.

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El Simpecado de Triana sale de su capilla.

Triana surca ya los caminos que le conducirán el sábado hasta el encuentro con la Blanca Paloma. La más antigua de las hermandades sevillanas -198 caminos le contemplan- abandonó ayer la ciudad rumbo a la aldea almonteña sin recrearse demasiado en despedidas y acompañada, quizás, de un menor bullicio que de costumbre. "En la época de vacas gordas cualquiera se pedía una mañana. Ahora nadie puede faltar a los trabajos", razonaba un espectador a las puertas de la capilla de la Estrella para justificar tantos huecos libres.

No es que ayer le faltara calor al "milagroso Simpecado de Triana" -la misa de romeros, a las 7.30 horas, fue seguida por numerosos peregrinos desde la puerta de la capilla al desbordarse su aforo-, pero las sensaciones que dejó en el arcón sentimental la más populosa de las filiales sevillanas al enfilar la A-49 camino de Castilleja de la Cuesta no se acercaron a las vividas otras mañanas mágicas de antaño en el corazón del arrabal.

Que se lo digan si no al hermano mayor del Cachorro, el bueno de José María Ruiz Romero, al que se le mudó la cara cuando desde lo alto de sus cabalgaduras varios miembros de la junta de gobierno de Triana intentaban justificarle por qué razón la carreta no iba a terciarse este año para despedirse del Cristo de la Expiración. Que si a los bueyes les cuesa trabajo andar para atrás, que si hay una señal de tráfico que dificulta la maniobra... El hermano mayor del Cachorro , que tenía a su lado a Macarena Ruiz, hija del recordado Francisco Ruiz Torrent, portando el ramo de flores que se iba a ofrendar al Simpecado, les pidió a los responsables de la hermandad un último esfuerzo. Pero ni por ésas. "Es la primera vez en la historia que la carreta no entra hasta los pies del Cachorro", mascullaba Ruiz Romero, al que la indignación le salía por las orejas.

Poco después de las once de la mañana, Hispano y Corista, los toros de la ganadería de Ignacio Sánchez Ibargüen que tiraban de la carreta de plata, plantaban sus pezuñas en la A-49 en busca de coronar la Cuesta del Caracol y rendir visita a la "joya" social de la hermandad, la Residencia Fundación Nuestra Señora del Rocío de Triana, que desde 2009 atiende a más de una treintena de personas con discapacidad intelectual.
Mucho antes, al filo de las nueve menos cuarto de la mañana, el Simpecado con la Virgen Chiquita era entronizado en la señorial carreta de plata de los trianeros, adornada ayer con claveles rojos "anaranjados" rematando las columnas y con gladiolos naranjas en las jarras.

De amenizar los primeros metros del camino se encargó la Banda de la Aviación, interpretando tras la carreta sones de sevillanas orquestadas, pasodobles taurinos y acordes marciales. Otros años la comitiva esperaba dispuesta en la calle San Jacinto, pero ayer la larga hilera de 27 carretas de bueyes que acompaña al Simpecado por los caminos siguió su estela desde la misma calle Evangelista.

No faltaron rostros conocidos, como el de César Cadaval, ni peregrinos de alpargata sin más equipaje que la tienda de campaña a cuestas, como Alejandro, un sevillano de 27 años del barrio de las Tres Mil, que quiere agradecer a la Virgen que le haya apartado de las drogas. Así es Triana, sí, sí...

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