En el momento más importante para el flamenco en Sevilla, La Bienal de Flamenco, muere un gran bailaor, Mario Maya. La ciudad se levantó conmocionada, tanto que el Ayuntamiento de Sevilla cedió su salón del apeadero para situar su capilla ardiente. Familiares y flamencos no quisieron perderse la última función del artista.
Como Matilde Coral declaró ayer: "La muerte querrá aprender a bailar, porque no me lo explico". Así de estupefacto se despertó ayer el mundo del flamenco. La Bienal cerró sus puertas a la prensa entre lágrimas y palabras costosas. Isabel Bayón iba a presentar su espectáculo Tórtola Valencia, pero lo único que pudo decir es que su función se la dedicará a Mario, "se lo debo".
La Avenida de la Constitución se presentaba más silenciosa que nunca. Tal vez fuese casualidad, pero las fotografías en blanco y negro de Rubén Afanador impactaban más que nunca. Las mujeres y el flamenco se mezclaban en un baile fotográfico del que seguro Mario Maya hubiese disfrutado. Al final de la avenida, la capilla ardiente del bailarín, situada en el Salón Apeadero del Ayuntamiento de Sevilla, expresaba la pena de los que además de perder a un gran artista han perdido a una gran persona.
Familiares, entre ellos su viuda y sus hijos, y compañeros de espectáculo de Maya se sentaban alrededor del féretro del artista. Un retrato del mismo hacía que nadie se olvidase de lo que se había perdido.Las coronas de flores acentuaban el afecto de sus allegados.
A lo largo de toda la tarde, artistas, políticos y ciudadanos visitaron este triste lugar. Uno de los primeros en acudir fue el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, así como la delegada de Cultura del Ayuntamiento, Maribel Montaño. Por su parte, el alcalde de Sevilla destacó que Maya "nos deja su legado" y sobre todo "la luz de su hija Belén". Entre los flamencos que quisieron dar el último adiós estuvieron los también bailaores Israel Galván y Andrés Marín, los guitarristas Manolo Sanlúcar y Paco y Miguel Ángel Cortés y la bailaora Cristina Hoyos. Por su parte, el director general del Inaem, Juan Carlos Marset, afirmó que "se ha perdido a un gran bailaor y hombre de la cultura".
Muchas fueron las visitas y los comentarios que sobre Maya se dijeron ayer pero, sin duda, el más emotivo de todos fue el recuerdo de su hijo. Con una pluma escribía: "A mi padre, el hombre más importante de mi vida. Con tus manos marcabas el compás del tiempo y con tus tacones los pasos a seguir".