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Tussam recupera a los revisores en los autobuses tras años sin supervisión

El servicio de inspección se retomó primero para el tranvía, donde el índice de fraude era bastante mayor. Seis supervisores se distribuyen en cada turno de trabajo entre el Metrocentro y las líneas regulares.

el 13 nov 2013 / 22:31 h.

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Si es usted usuario habitual de las líneas de autobuses de Tussam puede que en las últimas semanas se haya sorprendido por la presencia de un revisor comprobando las tarjetas y los títulos de viaje. Sorpresa porque en los últimos años –más de diez señalan desde el colectivo de trabajadores de la empresa pública–, y con la excepción puntual de alguna línea, no ejercían esta función en las líneas regulares, aunque existe en su plantilla la categoría de supervisor. Después del verano y, a partir del pasado mes de octubre con más incidencia, Tussam ha comenzado a distribuir funciones de revisión a parte de su plantilla, un trabajo que ahora se reparten cada día seis personas en los dos turnos de trabajo, que varían de forma sistemática su rutina de inspección de líneas. tussamCon la entrada en servicio del Metrocentro –lo hizo el 28 de octubre de 2007– “se estableció un servicio de control con una empresa de seguridad externa, algo que fue muy costoso y poco operativo”, explicaron ayer fuentes municipales. De hecho, según otras fuentes, esa empresa solo se dedicaba a controlar el billetaje y a poner cifras al fraude pero no tenía capacidad sancionadora. Y es que el tranvía, por su diseño –varias puertas de acceso y puntos donde validar el título de viaje y escaso poder de control del conductor– sí registraba una tasa de fraude mayor que la habitual en las líneas de autobuses, que los trabajadores y Tussam sitúan en una cuota mínima. Esa empresa se sustituyó por seis revisores internos dedicados en exclusiva al tranvía. El efecto se ha dejado sentir, reseñan las organizaciones sindicales, con una reducción significativa del fraude en el tranvía, que al principio “era bastante alto y que había que controlar”. En la actualidad se ha ampliado esa labor de inspección a los autobuses y “se han incorporado dos personas más”, según Tussam, que considera que es lo mínimo para una empresa que mueve 300.000 títulos de viaje al día. Los sindicatos insisten en que se trata de una medida disuasoria, que no se establece como medida de presión, y que está resultando bastante positiva. “Se han retomado más como una iniciativa educadora que sancionadora”, enfatizaron. Primero, por el efecto que produce en los usuarios saber que pueden encontrar alguien que les solicite su tarjeta de viaje y, segundo, porque los conductores se sienten más arropados, señala uno de los supervisores. Desde el Ayuntamiento, incidieron en que “no ha habido incremento en fraudes y los que se detectan siguen siendo mínimos”. Fuentes del comité de empresa de Tussam confirmaron que al menos en las últimas dos décadas no se venían realizando estos servicios de inspección en los autobuses. A su juicio, este cambio no responde “a un incremento del fraude, sino a una nueva política de la empresa de minimizar el posible fraude que exista”. Además, precisaron que esta asignación de tareas de supervisión es posible gracias a las nuevas contrataciones que se han venido haciendo en la plantilla, que consideran que ahora está “bien dimensionada”, lo que permite derivar a personal a estas funciones. De hecho, desde el colectivo de trabajadores se explica esta situación en que, al tener un índice de fraude tan bajo, la empresa decidió abandonar esas tareas de inspección “porque desde un punto de vista económico no interesaba” mantener a parte de la plantilla realizando esos trabajos, precisaron. Así, la inspección se centra, además de en el billete, en comprobar que no se hace un uso fraudulento de las tarjetas dirigidas específicamente a colectivos como la tercera edad o estudiantes, del Consorcio de Transportes, bonobús solidario o joven, que son nominativos.

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