El último impulso a la remodelación de la travesía de Bellavista se acomete estos días con la intención de liberar de obras el entorno del hospital de Valme en las próximas semanas. El proyecto del bulevar que sustituye a la travesía de la N-IV estará completado, según las previsiones municipales, el próximo año. Será, si los planes se cumplen, el final feliz de una larga historia de reivindicaciones, de marginación estética y desconsideración que han dejado en el camino varios muertos por atropello en este barrio partido en dos por la carretera. Sólo con la primera fase de las obras terminadas, ya se hace patente la transformación que el bulevar está obrando en Bellavista, que -pese a que los jardines no están todo lo cuidado que debieran- ofrece una imagen de barrio más moderno, mejor dotado y más accesible en todos los sentidos. Los datos constatan, además, una sensible reducción del tráfico -se ha vetado por completo a los vehículos pesados y la variante de la A-4 ha absorbido un elevado volumen de circulación- que contribuye a incrementar la liberación de la vía. Con los trabajos que se realizan en la actualidad, a la altura del Hospital de Valme, concluirá una operación que, más allá de la transformación estética, ofrece a Bellavista la posibilidad de deshacerse de su etiqueta de barrio olvidado y deprimido. El flamante y espacioso paseo, libre de la valla protectora que aislaba al barrio de sí mismo, redimido de túneles y pasarelas colgantes, salpicado de rotondas y flanqueado por carriles bici y lugares para los peatones, tendría además que servir de estímulo para el remozamiento de las viviendas de la zona, que en muchos tramos presentan un estado de deterioro considerable. Haría bien el Ayuntamiento si en paralelo promoviera planes de rehabilitación específicos que permitieran adecentar estos inmuebles o demoler los irrecuperables. Después de tanto esperar, Bellavista merece tener ahora su momento.
