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Economía

Los actuales gestores de Pickman se quedan con la empresa por 6,8 millones

Procedentes de una consultora, Mario Vázquez y Vicente Zamorano, que han trabajado los dos últimos años en la fábrica de loza de Salteras para reflotar el negocio, asumen toda la plantilla.

el 02 jul 2014 / 19:09 h.

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Interior de la fábrica de loza sevillana Pickman la Cartuja. / José Manuel Vidal (EFE) Interior de la fábrica de loza sevillana Pickman la Cartuja. / José Manuel Vidal (EFE) Pickman comienza una nueva andadura. Otra más. La centenaria fábrica de loza sevillana se resiste y cual ave fénix sigue resurgiendo de sus cenizas. Esta vez al frente se sitúan dos nombres: Mario Vázquez Iriberri y Vicente Zamorano Montagut, que desembarcaron hace algo más de dos años de la mano de la empresa V Consultores para ayudar en la gestión de una sociedad inmersa en concurso de acreedores desde septiembre de 2012 y que estaba bajo la tutela del empresario malagueño Antonio Herrezuelo. La situación concursal de la empresa de Salteras no ha variado, pero el Juzgado de lo Mercantil ha considerado que la oferta planteada por estos dos administradores, que han comprado una sociedad ya constituida para poder materializarla –denominada Ultralta–, es lo suficientemente viable para permitirla, informaron ayer fuentes sindicales. De esta manera, Ultralta, con domicilio social en Tomares, ha adquirido la marca La Cartuja de Pickman, los activos y la maquinaria y asume la plantilla y sus compromisos, así como la deuda de la masa concursal, por un importe de 6,8 millones de euros, una operación que fue formalizada ante notario el pasado martes. Desde la plantilla se ha acogido este nuevo cambio de titularidad con satisfacción y la confianza de que existe un proyecto de futuro que pasa, de forma inmediata, por el lanzamiento de nuevos diseños y decorados, ampliar canales de venta con especial interés en el horeca (hostelería y restauración), la participación en ferias sectoriales internacionales y en la modernización de parte de la maquinaria, para lo que se destinará un millón de euros entre éste y el próximo año, precisaron las fuentes. Ante posibles intenciones ocultas y tras los numerosos fracasos en la gestión de la fábrica de cerámica, reseñaron que «los que vienen ahora lo hacen sin ningún tipo de ayuda ni subvención, sino avalándolo con su patrimonio personal», apostillaron. Por contra, su interés responde al «potencial de negocio» que han visto en los últimos dos años y en el que han valorado el esfuerzo de los trabajadores, que acordaron con la dirección en 2012 el despido de 34 compañeros y una reducción salarial del 20 por ciento –que aún mantienen– para garantizar la viabilidad y el futuro de la compañía. Entre las garantías que han suscrito los nuevos propietarios se encuentra la imposibilidad de transmitir la empresa en un periodo de ocho años y el hecho de que la operación no venga respaldada por ayudas públicas de ningún tipo. De esta manera, la sociedad Pickman S.A. continuará su procedimiento concursal hasta ser finalmente liquidada. En este punto, los trabajadores valoraron que el juez «haya usado la ley concursal para permitir que la actividad continuase en lugar de liquidarla», como ocurre en más del 90 por ciento de los casos. De esta forma, se asegura la continuidad de los 61 trabajadores de la fábrica de Salteras, que además confían en poder «rescatar» en los próximos meses en torno a una decena de compañeros que fueron despedidos, explicaron las fuentes sindicales. Forma parte del proyecto del reflotamiento pergeñado para la compañía, tras haber alcanzado acuerdos con los proveedores, con los administradores concursales y pensado en nuevas posibilidades para seguir ampliando el negocio. Los nuevos socios de Ultralta fueron, además, los responsables de reflotar el hotel Andalusi Park, ubicado en Benacazón, que posteriormente fue adquirido por el grupo granadino Abades. Este periódico contactó ayer también con el propietario desde 2011 y hasta ahora de Pickman, Antonio Herrezuelo, quien declinó valorar la operación ni ofrecer ningún detalle alegando «la firma de una cláusula de confidencialidad».

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