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Un amago de reacción

Consuelo de débiles. El Sevilla Atlético logró un triunfo moral ante el Albacete en una lucha en la que exhibió armas para propiciar la rendición manchega, aunque su bisoñez y la realidad impidieron la hazaña del filial. El B ofreció su rostro atrevido, dinámico, ágil y calculado.

el 15 sep 2009 / 21:59 h.

Consuelo de débiles. El Sevilla Atlético logró un triunfo moral ante el Albacete en una lucha en la que exhibió armas para propiciar la rendición manchega, aunque su bisoñez y la realidad impidieron la hazaña del filial. El B ofreció su rostro atrevido, dinámico, ágil y calculado ante un rival que opuso un orden inusual en el repliegue y una eficacia demoledora en el primer acto.

En los instantes iniciales, el entrenador hispalense, Fermín Galeote, sorprendió con un once tipo en el que Cabral figuró de escolta de Marc Valiente. Con el caboverdiano disfrazado de perro de presa, el cuadro franjirrojo asumió el control y optó por plantear un intercambio de balas. Las ráfagas de Fali, muy activo y combativo en la zona de referencia, generaron que Mainz y Tarantino adoptaran un marcaje mixto en las acciones aéreas. Alberto inquietó a Vargas en el primer escarceo del cuadro de Juan Ignacio Martínez en la zona de ataque.

Replicó Hugo, aunque Jonathan, firme, atrapó el esférico con una palomita. Insistía el once de la Carretera de Utrera a través de las penetraciones interiores, aunque el Albacete, firme en defensa, repelía el peligro con solvencia. En pleno combate cuerpo a cuerpo, Merino se internó en el área con una vertiginosa rapidez y De la Bella, inocente, se cruzó en su camino. Iglesias Villanueva, desafortunado, señaló penalti. Toché no perdonó a Vargas. El gol engendró la rabia en la mente del filial, que logró la igualada en una acción combinativa de lujo. Igor controló un balón aéreo y, con un toque elegante, cedió a Fali. El ex cerreño, sin opción de remate, retrasó hacia Moisés, que batió a Jonathan. 1-1 y reprogramación de la retransmisión.

Garra. Tras la reanudación, y con el condenado Trecarichi sobre el césped, el B monopolizó el peligro gracias a su atrevimiento. Fali y Armenteros aceleraron el pálpito del duelo y el corazón del cuadro local era arrítmico. Impulsaban sangre el criterio de Marc Valiente y el sacrificio de Cabral. De la Bella se unió al carrusel con un zurdazo que congeló el alma blanca. Trecarichi acarició el 2-1 en el último segundo. La réplica postrera. Un nuevo consuelo.

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