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Un anacronismo a la orden del día

Parece un anacronismo y en cierto modo puede serlo. Sin embargo, nadie puede negar su eficacia. Las barcazas de Coria del Río son un alivio a los colapsos de tráfico que día a día se crean en los puentes que cruzan el Guadalquivir. (Foto: J.J.M.)

el 15 sep 2009 / 02:26 h.

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Parece un anacronismo y en cierto modo puede serlo. Sin embargo, nadie puede negar su eficacia. Las barcazas de Coria del Río son un alivio a los colapsos de tráfico que día a día se crean en los puentes que cruzan el Guadalquivir. La ausencia de una mejor infraestructura fomenta el ingenio y también el negocio en la Gran Sevilla.

Cinco socios y cinco empleados son los encargados de guiar la embarcación de una orilla a la otra. En la margen derecha, el núcleo urbano principal de Coria del Río, a la izquierda, el mismo término municipal pero sin apenas residentes. En esta orilla predominan las fincas para cultivos y desde hace años son también un acceso al entramado de carreteras del área metropolitana.

Es el último paso de barcas del Guadalquivir en la provincia de Sevilla. Raúl Iglesias, que gobierna el timón y que lleva 15 años en la profesión, sólo recuerda otro similar "un poco más abajo" pero que ya desapareció. Su compañero, Bernardo Fernández, lleva menos tiempo. Él se encarga de dirigir la entrada de los vehículos, de modo que se aproveche al máximo el espacio: hasta 11 coches dependiendo del tamaño. Los peatones se arriman a uno de los lados, junto a la cabina de mando y a un pequeño banco para sentarse. En los huecos que restan, alguna motocicleta, ciclomotor o bicicleta completa el pasaje. Durante el trayecto, de poco más de tres minutos, Bernardo recauda uno a uno el coste del pasaje, que varía desde 0,50 euros el peatón, 0,70 las motocicletas y ciclomotores o 1,90 un coche mediano. Luego, si el vehículo va con más o menos gente varía el precio, al igual que si el coche es mayor o menor.

"Los que más la usan (la barca) son la gente del Aljarafe", comenta Bernardo. Y no sólo de los pueblos más cercanos, como La Puebla del Río o Palomares del Río, también se acercan de Mairena del Aljarafe, Gelves o San Juan de Aznalfarache.

El principal objetivo es "evitar el Puente del Centenario y los atascos", sostiene Raúl. Está a un lado el Aljarafe y al otro la posibilidad de ir a Dos Hermanas, Los Palacios y Villafranca o al barrio de Bellavista (Sevilla). "Los que van dirección Córdoba o Utrera también tiran por aquí".

Son cuatro barcas las que poseen estos socios. "Nos están construyendo una quinta con más capacidad y que tendremos dentro de poco", apunta Raúl. Hoy día, en las horas de mayor trasiego, por las mañanas desde las 7.00 hasta las 9.30 horas y por las tardes, entre las 14.30 y las 16.00, funcionan dos barcazas y el resto del día una hasta aproximadamente las 20.30.

En el embarcadero que da al centro de Coria del Río y bajo una cartel antiguo de la Junta de Andalucía que reza "barcazas del Guadalquivir", las rampas mecánicas de la bautizada como Virgen de la Estrella enlaza con la orilla, donde unos coches esperan su turno para bajar y otros para subir. Son alrededor de 15 minutos de espera en el embarcadero en las horas punta. Vivir en una margen del río y trabajar en la otra es el principal motivo para cruzar el Guadalquivir, pero hay otros como la familia o la curiosidad. "Los domingueros como los conocemos nosotros", comenta Bernardo. Las barcas despiertan, sobre todo, el interés de aquellos que desconocían de su existencia.

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