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Un año en blanco para los grandes compromisos de Zoido

La confrontación política subió tanto de tono que no hubo consenso ni para conmemorar los 20 años de la Expo 92.

el 29 dic 2012 / 20:41 h.

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En sus seis primeros meses de gobierno, al PP le valió de excusa el periodo de gracia para justificarse por no haber solucionado ni uno solo de los asuntos pendientes que tanto reprochó a la coalición PSOE-IU mientras estaba en la oposición. Pero en su primer año completo como alcalde, Juan Ignacio Zoido ha podido comprobar que la realidad es tozuda y que no, que el proyecto de Ikea no se desbloqueaba en 15 días. Ni Ikea, ni los altos índices de paro, ni el futuro del edificio de la Gavidia o del suelo de Altadis, ni las nuevas líneas del Metro, ni la rehabilitación de la maltrecha Santa Catalina, ni la recuperación de las naves del Barranco o la estación de Cádiz, ni la SE-40, o la SE-35...

Un estancamiento acompañado de una permanente confrontación política, de la que el último pleno del año puede erigirse en símbolo: horas de discusiones vacías, sin resultado práctico para el sevillano, acrecentadas con el nombramiento del alcalde de Sevilla como líder regional del PP, lo que introdujo a la ciudad también en las pugnas andaluzas. Ni la necesidad de infraestructuras esenciales como el Metro logró unir a las distintas opciones políticas.

De esta forma 2012, el año del inmovilismo y de la crisis, marcado también en Sevilla por los planes de ajuste, los recortes de sueldos -públicos y privados- y la destrucción de empleo, concluirá como empezó en cuanto a esas grandes iniciativas que podrían haber impulsado a Sevilla. La llegada de una nueva tienda de Ikea al Polígono Aeropuerto sigue en punto muerto, aunque durante meses Zoido la vendió como si estuviera a punto de cerrarse, mostrándose dispuesto a las concesiones que hicieran falta en pro de generar empleo. La implantación de Decathlón junto al Estadio Olímpico se frustró por lo contrario: el gobierno se cerró en banda porque prefería otro proyecto y al final se quedó sin ninguno. También había planes ambiciosos para los terrenos de Altadis... que siguen siendo planes. Y la Gavidia no sólo no se ha vendido este año, sino que incluso se ha descolgado de las previsiones presupuestarias para 2013.

Emblemático, por rocambolesco, fue el caso de la Torre Pelli, un edificio que Zoido denostó en la oposición, amagó con paralizar, y terminó defendiendo ante la Unesco para evitar que supusiese la entrada de Sevilla en la lista negra del organismo internacional y que la ciudad pudiera terminar perdiendo su catalogación de patrimonio de la humanidad. Cambios de postura e ingentes esfuerzos, mucho movimiento, para que al final todo se quedase como estaba. Bueno, como estaba no: la polémica torre terminará albergando no sólo los usos previstos, sino también un Caixafórum a cuyo proyecto en las Atarazanas el Ayuntamiento también les hizo algunos ascos y que, al final, la Caixa terminó por trasladar a la torre, de su propiedad. Perdiéndose, eso sí, la inversión de 25 millones con la que se habrían rehabilitado los antiguos astilleros.

Al final, quizá el primer proyecto propio del Gobierno de Zoido, no de tal calado como los antes enunciados, haya sido la decisión de convertir la antigua estación de Cádiz en un mercado gourmet. Otro mercado gourmet, mejor dicho, porque cierto es que Zoido relanzó el ideado por el anterior gobierno en las naves del Barranco, que al menos ha sido ya adjudicado para que pueda ponerse próximamente en marcha.

En el aspecto patrimonial, el panorama es similar: por más acuerdo que exista en la necesidad de poner más de un puntal para sostener Santa Catalina, cerrada desde hace ocho años y medio, ha sido imposible acordar cifras.

La confrontación incluso en asuntos esenciales, como la oleada de desahucios, el paro o la petición de infraestructuras ha reforzado esta parálisis: en el vigésimo aniversario de la Expo 92, que dio a conocer Sevilla al mundo, no ha sido posible ni consensuar una celebración. El PSOE propuso sus ideas, el PP dijo que ya tenía las suyas pero que las miraría, nunca se reunieron y el homenaje quedó en poco más que en un concierto de sevillanas.

Infraestructuras

Las infraestructuras en Sevilla no han tenido este año más alegría que la inauguración, varias veces retrasada, del nuevo auditorio de Fibes; o de un nuevo trozo de la A-49: todos deudas pendientes. Ni el Metro, que parecía que podría haber logrado alguna financiación cuando a finales del año pasado Junta y Ayuntamiento simularon unir esfuerzos para pedir dinero al Estado; ni la conexión con el tranvía de Alcalá; ni avances en la circunvalación SE-40 ni dinero para iniciar la SE-35. Tampoco ha habido nada más que polémicas en torno a la Ciudad de la Justicia, en la que ya ningún sector judicial mantiene esperanzas.

Turismo

Uno de los principales varapalos económicos ha llegado de la mano del turismo, que aunque ha casi mantenido sus cifras -el año se cerrará con un descenso del 2% que al Consorcio de Turismo le parece aceptable dada la que está cayendo-, ha visto cómo se desplomaba, por ejemplo, la actividad del aeropuerto, que de sus mejores cifras en 2011 ha pasado a perder un 13% de actividad y 600.000 viajeros. Y en medio de la caída de la construcción, del turismo y de otras actividades económicas en franco declive, que han incrementado sin freno el paro, también ha ido aumentando el malestar de empresariado con el alcalde, y como muestra las pullas al alcalde del nuevo presidente de la Confederación Empresarial de Sevilla, Miguel Rus.

Cofradías

Si los enfrentamientos han marcado el panorama político, tampoco se han librado las cofradías. Más que por el Viacrucis de la Fe que preparan para febrero, las hermandades recordarán 2012 por la dimisión del presidente del Consejo de Cofradías, Adolfo Arenas, que decidió marcharse cansado de una confrontación interna que acabó convertida en poco menos que un chantaje. Una decisión cuya fría acogida por parte del arzobispo Juan José Asenjo no hizo sino abrir una nueva herida dentro de la iglesia sevillana.

 

Economía

El desempleo sigue sin dar tregua en la provincia. Hasta noviembre, un total de 258.255 personas estaban inscritas en las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE). Son 31.736 más –un 14,01% de incremento– que hace un año y sin contar con el mes de diciembre, datos que se conocerán en enero. Para las empresas no ha sido mejor año: el 2012 ha venido marcado por el goteo de cierres. La fábrica de Roca en Alcalá de Guadíra ha sido la última en anunciarlo y, con ello, 228 despidos. Por contra, en el extremo opuesto, la aeronáutica Alestis, en concurso de acreedores, logrará remontar el vuelo tras un acuerdo entre sus accionistas.

Cultura

El concierto que Springsteen trajo a Sevilla en mayo fue uno de los hitos de un año cultural que ha acogido con éxito el Festival de Cine y la Bienal de Flamenco y ha abierto al público la exposición sobre Murillo en Los Venerables. Siguen pendientes la ampliación del Bellas Artes y la reforma del Arqueológico. 

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