Cofradías

Un barrio a la sombra del Arco

La cofradía de Pino Montano anticipa en su salida el hermanamiento con su madrina la Esperanza Macarena.

el 11 abr 2014 / 21:07 h.

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Hermandad de Pino Montano. / Foto: J.M.Paisano Hermandad de Pino Montano. / Foto: J.M.Paisano (FOTOGALERÍA) Pegaba fuerte el sol cuando empezaba a llenarse la plaza de la parroquia de San Isidro Labrador. Había vecinos apostados en las vallas que delimitaban el discurrir de la cofradía y un goteo incesante de nazarenos que llegaba como afluentes devocionales procedentes de todas las calles del barrio. Los bares más próximos servían refrescos y viandas bajo una cotizada sombra y un lleno. Todos estaban expectantes. Pendientes de las puertas de la parroquia, a donde iban llegando más y más sevillanos con ganas de estrenar vísperas y saborear el día grande de Pino Montano. En silencio y con lágrimas en los ojos, Ana trataba de pasar desapercibida entre el bullicio, aunque su vestimenta de negro riguroso delataba su reciente pena: "Hace poco que falta mi marido, pero tenía que venir a ver a mi familia", dice mientras pierde su mirada en el horizonte buscando la cruz de guía que asomaba y tras ella, los primeros nazarenos albimorados. Los hijos de Ana -hoy ya hombres- formaron parte de los niños del colegio Félix Rodríguez de la Fuente, germen de la actual cofradía de Nuestro Padre Jesús de Nazaret y María Santísima del Amor: "Sacaban unos pasitos con imágenes de cartón piedra. Qué de ilusiones. Qué de trabajo, pero también que satisfacción viendo ahora en lo que ha derivado con los años", reconocía mientras lloraba al ver salir el paso de misterio y desatarse "la locura". El "barco" como se refería Patricia, otra vecina de Pino Montano, arrancó los primeros aplausos en una tarde que vistió su mejor traje de fiesta y buscó el cobijo macareno tratando de olvidar los apuros que ha traído la crisis. Para ello, nada mejor que echar mano de la historia. Hace seis años, la hermandad del Arco amadrinó la primera estación de penitencia de la cofradía de Pino Montano. Como entonces, allí estaba el estandarte de la Macarena con una representación de nazarenos de capa. Era el primer gesto del programa de hermanamiento entre ambas confraternidades que se espera llevar a cabo en los próximos meses. En la Madrugá, por ejemplo, también veremos nazarenos de Pino Montano delante del palio de la Esperanza. Pepe Hidalgo, alma mater de la banda de la Centuria Macarena -la juvenil iba en la cruz de guía-, daba en el clavo al asegurar que esta zona que se levanta al otro lado de la SE-30 "está bendecida por la Esperanza". Y tanto. Si no que se lo digan a estos jóvenes cofrades que han ido ganándose un sitio en las vísperas y en la Semana Santa de Sevilla a base de unir hermandad-parroquia-barrio. "Son todo el año, ayudando al barrio a través de cáritas parroquial y tantas obras sociales", apuntaba Emi, otra madre de costalero. Quizás por eso la salida de la Virgen del Amor vino acompañada de una lluvia de pétalos de rosas desde lo alto del campanario de la parroquia, que alfombraron los primeros metros y colorearon el ya singular exorno floral. Los vecinos habían contribuido a esta petalá, así como al enjoyamiento de la corona, como dijo el vestidor de la dolorosa, José Antonio Grande de León. "Se ha vuelto a la tradición de adornar la corona, con joyas que han entregado las hermanas". Pero hay más sentimiento encerrado entre esos doce varales. La saya que portaba la dolorosa ha sido bordada también por un grupo de hermanas. Y para colmo, en la entrecalle del palio, brillaba una Esperanza en plata mientras sonaban las marchas "Coronación Macarena" y "Esperanza Macarena". Con una madrina así, la sombra estaba más que garantizada.  

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