Economía de guerra contra inversión para hacer un equipo competitivo. El máximo accionista, Manuel Ruiz de Lopera, se muestra reacio a gastar en fichajes y esa idea choca con la de unos técnicos que ambicionan un equipo poderoso. La clave estaría en vender bien para poder dar un salto necesario y beneficioso.
El Betis es un solo ente, pero en su interior confluyen dos líneas básicas de pensamiento. Una es austera y viene marcada por Manuel Ruiz de Lopera. El máximo accionista, quizás pendiente de asuntos judiciales que le pueden mermar el ánimo, ya no es el dirigente que encandilaba al beticismo hace diez años, cuando era capaz de forjar un Betis con Finidi, Alfonso o Jarni, y se gastaba 1.500 millones de pesetas en fichar a jugadores como Benjamín.
Las últimas inversiones considerables realizadas por el consejero delegado datan de hace dos años, cuando se vio obligado a vender a Joaquín y Oliveira (y hay que reconocer que los vendió muy bien) para adquirir a Odonkor, Sobis y Vogel.
Los técnicos del Real Betis, con Manuel Momparlet a la cabeza, han trabajado duro en los últimos meses y tienen perfilado un equipo con muy buena pinta de cara a la próxima campaña. La columna vertebral vendría del exterior y estaría compuesta por Kirgiakos, Emana, M'Bia, Nery Castillo y Klasnic. Jugadores de calidad contrastada que aumentarían de forma considerable el nivel de la plantilla y que, eso sí, exigirían un desembolso de al menos 20 millones de euros. Lopera podría llegar hasta los 10 para invertir en fichajes, por lo que debe mostrar otra vez toda su habilidad para vender a Ricardo, Odonkor y Sobis, como hizo en el verano de 2006 con Joaquín y Oliveira. Si lograra sacar otros diez millones de euros como mínimo, un buen Betis sería posible, pero por el momento...
Como de momento Lopera no se decide a invertir, nombre como los de los jugadores del Xerez Ríos y Abel Aguilar, Goitom, Basinas, Sunny o Hidalgo se asocian a un Betis que sería mucho más barato. Claro que convendría no volver a jugar con fuego.
